La huella de los días. La adicción y sus repercusiones
Leslie Jamison
Traducción del inglés de Rita da Costa
Anagrama, 2020

A los que crean que otro libro sobre el alcoholismo es repetitivo, les diré lo que dice la propia Leslie Jamison sobre la repetición incansable de experiencias relacionadas con él y su intrínseca singularidad:
La recuperación da la vuelta a la acusación de monotonía, porque el hecho de que la historia se repita es precisamente la razón por la que debe contarse. Tu relato sólo es útil porque otros lo han vivido antes que tú y volverán a vivirlo después.
Vivimos en una cultura que intenta no poner nombre a las cosas porque así puede seguir creyendo que es diferente a todos, que tiene algo diferencial, un gen único, una forma de estar totalmente singular y así no tiene que afrontar la vulgaridad y lo común de buena parte de las bases sobre las que se asienta nuestro día a día.
Este libro no es un libro más sobre las adicciones. Su autora es una narradora que podría escribir un mundo sentada a oscuras en un armario lleno de botellas. Lo ha hecho. Tiene una prosa dura y brutal y una sensibilidad que corta y hace daño.
Como en Tan poca vida, uno va a meterse en la cabeza del dependiente y acabará encontrando agujeros negros propios que uno puede que haya sorteado a lo largo de su vida, pero que no tienes más que reconocer que han estado ahí. No solo es el alcohol, sino la tentación por el vacío.
También empecé a cortarme otra vez, como quien hace incisiones en la corteza de una empanada para dejar salir el vapor durante la cocción.
Pero no te esperes nada obvio. Jamison no te va a dar pena, no se va a liberar a través de su confesión; tampoco va a apoyar la mítica sobre la creación y las drogas. Haciendo un repaso a algunas de las vidas de sus más admirados creadores alcohólicos no encontrará ninguna justificación ni ninguna explicación.
Jamison es dura, muy dura. Va a destruir el relato creado sobre puras apariencias en torno a la creación y el alcohol apoyándose en experiencias de otros, como
Marguerite Duras escribía, qué duda cabe, bajo los efectos del alcohol, pero no se hacía ilusiones de ningún tipo sobre la influencia de la bebida en su obra: «La ebriedad no crea nada… la ilusión es perfecta: crees a pies juntillas que nadie ha dicho antes lo que tú estás diciendo. Pero el alcohol no puede producir nada verdadero. No es más que viento.»
A partir de su propia vida Jamison hace una investigación profunda y honesta sobre las adicciones y la escribe como solo una enorme escritora puede hacerlo.
Me resulta difícil escribir así, a tumba abierta y sin pudor, desde el más puro asombro, sobre la importancia que la recuperación ha tenido en mi vida. Pero es el único lenguaje que se me antoja certero, que me permite relacionarme con la recuperación tal como una vela se relaciona con el viento: no es que esté hecha de aire, sino que se deja llevar por él.
Y es eso lo que nos cuenta, parece que está hablando de la vela, de un barco, pero lo hace de tal manera, que lo que acaba describiendo es el viento.
Estás ante un libro brutal: inteligente y necesario. No es un libro más sobre el alcoholismo. Es una epopeya en la que el alcohol es el viento y lo que cuenta es el paso devastador de un ciclón sobre el alma de los que pilla a su paso. Todo en uno: lo mejor de la forma del ensayo, con lo mejor de una prosa experta y lo mejor de las posibilidades de la intimidad y honestidad de un diario:
Un amigo mío observó en cierta ocasión que escribir sobre uno mismo es «como intentar hacer la cama sin haberte levantado»