Se ahogarán en las lágrimas de sus madres
Un viaje en el tiempo en el que el lector se ve enfrentado a dejar de huir y mirar a otro lado y hacer algo con la realidad que tenemos delante.
Un viaje en el tiempo en el que el lector se ve enfrentado a dejar de huir y mirar a otro lado y hacer algo con la realidad que tenemos delante.
Y es que construimos nuestra identidad en base a los deseos, las limitaciones sociales y muchas veces, sobre las ascuas de lo que no nos gusta o hemos sufrido.
¿Qué hace falta para que aceptemos a alguien como uno de nuestro país? ¿Qué hace falta para que uno se sienta de ese país? Y si luchamos por la independencia del país, ¿a quién consideraremos invasor?
Ana Iris Simón hace un precioso homenaje a la tradición oral familiar, a esos relatos que crecemos escuchando a los abuelos, padres y tíos y que van cambiando según nosotros cambiamos.
Debe de ser por la época en la que vivimos, pero es singular la cantidad de novelas que tratan de la vida de gente idiota, simple, poco inspiradora.
Un verdor terrible logra que los descubrimientos científicos más importantes del siglo veinte se conviertan en historias de destrucción personal, rendiciones e iluminaciones más cerca de la locura que de los números.
Hilary Leichter debuta con esta novela inteligente, satírica y crítica sobre la precariedad de nuestro presente, sobre el agotamiento y la falta de oportunidades, de tiempo y de control.
Este libro trasciende lo que a priori parece contar y acaba haciendo una denuncia de aquello en lo que se convierte una sociedad incapaz de empatizar con el que sufre.
Unas pocas páginas sirven para ver que la escritora no se acomoda y de nuevo se atreve con un estilo exigente, con una estructura fragmentada, quizá sabiendo que le esperan lectores deseosos de aceptar de nuevo su desafío.
En un tiempo en el que la diferencia entre ensayo y narración es muy fina y la autoficción es el pan de cada día, estos dos libros tienen tanto o más de materia literaria que de pretensión de ensayo absoluto.