Luz de verano, y después la noche
Jon Kalman Stefansson
Traducción del alemán de Ana Guelbenzu
Salamandra, 2022


¿Y si los best sellers del verano fueran como este libro? Me imagino la vuelta de las vacaciones, con la gente parando junto a pantanos y a arroyos a tomarse un bocadillo, sin importar que el viaje estuviera planificado para entrar de vuelta en casa en tres horas y media. Y seguramente, conllevaría que hubiéramos comprado queso y vino para cada vecino del descansillo con los que raramente cruzamos un buenos días.
Probablemente, dejaríamos el coche en el garaje para el resto del año y nos propondríamos ir a trabajar en transporte público el siguiente curso, aprovechando los trayectos para leer y conversar. Abandonaríamos los grupos de WhatsApp y las visitas a los centros comerciales. Tomaríamos el hacer la compra como una conversación continuada con la gente que vive y trabaja alrededor de nuestra casa. Pagaríamos un sobreprecio en vez de buscar la mejor oferta en internet sabedores de que ese pequeño margen es el que da vida a nuestro barrio y convierte la calle en un sitio de encuentro y no de paso.
Y reconoceriamos al tomar una caña en la terraza del bar de siempre, que es el mejor momento de la semana porque nos acabamos encontrando con alguien con quien conversar y, quizás, confundidos por el calor de los rayos del sol y el alcohol de la cerveza, tengamos sexo en la siesta de forma desordenada y feliz.
Claro que, es posible que uno prefiera leer un best seller al uso o engancharse a una saga. Porque como dice Stefansson muchas veces sabemos lo que deberíamos hacer y no hacemos nada.
Pero sí, hay libros que te dan ideas sobre cómo andar más despacio y aunque te hagan pasar un rato agradable, no te insultan, te hacen pensar sobre la leve influencia de nuestros pasos en el mundo.
Así es la historia de este pueblo de 400 habitantes en la que igual se habla del origen del cosmos que se atropella uno a desnudarse con su amada en el trabajo porque no se resiste la necesidad de estar con otro.
