Los Netanyahus
Joshua Cohen
Traducción del inglés de Javier Calvo
De Conatus, 2022

Cuando Beatriz y Silvia, las editoras de De Conatus, me invitaron a una cena con Joshua Cohen no sabía que al sentarnos me pondrían accidentalmente frente a él y que observaría mi cara de estupor cuando le pusieron un whisky con la carne, y me animaría a acompañarle en el alcohólico desorden de una cena y conversación que pocas veces se da en este tipo de actos.

La tradición de este tipo de jóvenes intelectuales que viven muy a pie de calle aunque vean el mundo con la altura de Saul Bellow es increíble. Muy cercanos al periodismo como forma de mantenerse atentos a la actualidad y como reflejo por su interés en el mundo y el país donde se integran, tienen una comprensión de la geopolítica y los devenires sociales de nuestro mundo envidiables.

Porque de eso trata un poco el libro que nos presentaban esa noche y que a 10 de mayo de 2022 le ha valido el Premio Pulitzer al autor. Un anciano Harold Blum le contó la historia de cómo tuvo que valorar la candidatura del padre de Netanyahu a profesor de su universidad. Esa desopilante visita enfrenta a dos mundos, dos identidades, a priori para los demás una misma, los no judíos, pero para ellos, como en nuestros días se hace patente, agua y aceite.

Un teólogo metido a historiador y dispuesto a hacer que la Historia encaje en su creencia de un sionismo radical y victimista que le permite pisotear y despreciar a cualquiera que se oponga a su cosmovisión.

Aparte de unas horas de lectura divertidas, con ese humor inteligente ante el que nos sorprendemos con carcajadas espontáneas periódicamente, encontraremos una fábula sobre las dificultades de hacerse ver como una persona y no como una clase, una identidad, y de cómo personas mediocres imponen una identidad que les permite no colocarse nunca al nivel del resto. Crean sus propias sociedades, sus propios valores, su propio nacionalismo, a costa del resto.

Esperamos que el premio valga para dar a conocer el trabajo de esta editorial que nos ha traído pequeños descubrimientos nacionales de calidad y enormes arriesgadas apuestas como la obra de Jon Fosse. Todos estamos de enhorabuena.