Los chicos de la Nickel
Colson Whitehead
Con traducción de Luis Murillo Fort
Literatura Random House, 2020


Premiado en dos ocasiones con el Pulitzer, Colson Whitehead es uno de los escritores que mejor narra las desigualdades sociales que el color de la piel ha llevado aparejadas en Estados Unidos durante gran parte de la historia.
En El ferrocarril subterráneo (Literatura Random House, 2017) nos trasladaba a los campos de algodón donde esclavos negros malvivían a diario pensando cómo escapar de aquel infierno y las rutas por las que algunos de ellos lo conseguían, mientras otros, con menos suerte, era condenados de por vida.
En Los chicos de la Nickel, Whitehead nos lleva a uno de los centros donde encerraban a jóvenes inadaptados, un lugar que se presentaba como un espacio que prestaba un servicio a la comunidad, donde ‘enderezarles’ para devolver a la comunidad a aquellos hijos, hermanos, nietos de blancos y negros, rehabilitados.
Allí va a parar Elwood de una manera azarosa, de camino a lo que prometía ser su gran oportunidad en la universidad donde cambiar, por fin, el destino que se le suponía por el color de la piel. Pero a veces las cosas se tuercen, y en un momento de grandes conflictos raciales, Elwood ve cómo su ruta se desvía hasta llevarle a engrosar la lista de los jóvenes de la Nickel.
Los malos tratos, las vejaciones, el miedo, se convierten desde ese momento en elementos que hay que aprender a soportar para sobrevivir. Y junto a ellos, la vergüenza ante familia, que aún entiende menos lo que está pasando, y a la que le oculta el horror al que está siendo sometido para evitarle así, al menos, algo de sufrimiento.
Esta es la historia que mucho años después de aquello, recuerda Elwood. Una historia que vuelve a su vida cuando en los terrenos que habían albergado la Nickel aparecen restos humanos lejos de lo que se suponía el espacio del cementerio. Y se inicia la investigación.
Así conocemos la magnitud de la barbarie en estos centros, donde un ‘ven a verme luego’ anticipaba terror y sangre. Un lugar donde el tono de piel suponía un añadido de maldad que soportar.
Basado en el caso real de un reformatorio de Florida, Whitehead consigue de nuevo con ‘Los chicos de la Nickel’ que no podamos despegarnos del libro, con una prosa que emociona y una historia que se hace necesario contar.
Paula Fuertes
