Un amor
Sara Mesa
Anagrama, 2020

Sara Mesa asentó en Cicatriz un género en el que sentirse cómoda. Una novela corta en la que el ambiente y los personajes costumbristas viven rodeados de una tensión emocional y vital más propias de la novela negra.
Con Un amor nos encontramos con estos elementos pero con una mayor madurez que nos hacen pensar en Sara Mesa como en nuestra Amélie Nothomb. Ya estamos esperando su próxima novela. Podríamos simplemente querer más de lo mismo y ya estaría compensada la espera, pero la curva ascendente nos hace tener esperanza en que no va a parar de crecer como escritora.
“El malestar de la felicidad es una idea que le ronda ahora con insistencia: un tipo de felicidad que contiene en sí misma la semilla de su propia destrucción”.
Esto dice la voz narradora del personaje principal y es una perfecta descripción del leitmotiv de la novela. Una mujer joven pero madura que decide romper con su vida urbana e instalarse en un pueblo para vivir de las traducciones sin necesidad de muchos ingresos. Sin mística neorural (gracias) nos presenta una cuadrilla de personajes vivos y poco estereotipados que acaban formando un paisaje en el que nuestra protagonista acaba encontrando, después de la fase de novedad y descubrimiento, que es ella la que lleva la semilla de la felicidad y de la destrucción encima, da igual donde vaya.
Un realismo existencialista en el que se reflejan las pulsiones naturales de búsqueda de la felicidad con la capacidad destructiva y autodestructiva que todos llevamos dentro. Una novela con pulso, que se lee con la tensión de una novela negra, pero que te deja disfrutando y pensativo varios días como si se hubiera instalado una nube encima de tu cabeza.