Me despertaré en Shibuya

Me despertaré en Shibuya
Anna Cima
Traducción del checo de Kepa Ugarte
Nórdica, 2020

“De las especialidades que no son prácticas a primera vista, la gente tiene tendencia a pensar que son absolutamente inútiles …. Pero la gente no se da cuenta de que todas las disciplinas aparecieron por algún motivo. Y que la mayoría de las veces estos motivos salen a la superficie cuando el mundo está en crisis. Creo que las humanidades deberían recibir más apoyo. Y, a cambio de este apoyo, estas mantendrán a la sociedad y no dejarán que se derrumbe. Así que me sabe mal cuando veo que la gente llega a la universidad y solo se preocupa por acabar rápido y, si puede ser, no participar en las elecciones al Senado académico, porque los obligaría a pensar o hacer algo fuera del marco de sus obligaciones en los estudios”.

Esta cita, al menos para mí, ya merece un libro. Pero es que además, esta novela fresca, divertida y original trata de reflejar en la vida de un joven estos valores.

Nuestra protagonista sucumbe al encanto cuasi infantil por lo oriental por su hermetismo y misteriosa diferencia para con lo conocido. Esto la lleva a cursar estudios de japonismo y convertirse en traductora.

Si Lost in translation reflejó para una generación superficial y esteticista, las emociones de ser un individuo rodeado de un todo impenetrable, Me despertaré en Shibuya lo hace de una forma divertida e inteligente con una honesta hondura, mezclando el costumbrismo del mundo tardoadolescente universitario en el que se va terminando de construir nuestra identidad, con casi el realismo fantástico creado por la necesidad de nuestra imaginación de encontrar racionalidad y esperanza en nuestras vivencias.

Lectura viva, alegre, inteligente, llena de pequeños mecanismo que, sin obviedad, nos hablan de nosotros mismos. Una magnífica primera novela que incluso firmarían muchos para su décima.

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