La Celestina

¿Quién dijo que a los jóvenes no les gustan los clásicos? En Zona Reservada rompemos con esta idea con la lectura de La Celestina.


Algunos no me van a tomar en serio cuando diga que me gusta La Celestina, pero eso no me va impedir que le bese los pies a Fernando de Rojas, metafóricamente, claro. Cuando lo mandaron leer en clase, todo el mundo se asustó. Pero le di una oportunidad y descubrí por qué es tan destacada entre la literatura medieval.

Para aclarar, a mucha gente no le gusta la obra porque el diálogo es muy largo y repetitivo. De hecho, el último acto es un tío repitiendo lo mismo todo el rato. Cállate, Pleberio. Puede ser cansino de leer, pero se puede tolerar para apreciar lo que quiere decir.

Resumidamente, es la historia de un tipo rico llamado Calisto que se “enamora” de una vecina rica y como es muy imbécil es rechazado por ella, así que le pide a Celestina, una anciana, que embruje a su vecina para que se enamore de él. Por si no lo sabíais, las celestinas eran mujeres mayores que organizaban quedadas secretas entre amantes.

Elementalmente, La Celestina es una sátira sobre el amor. Opina que si estás enamorado, es que eres un idiota, y que cuánto más te enamores, peor vas a acabar. Coge al amor y lo desmitifica a algo mundano, algo que no tiene ningún beneficio a largo plazo. Los personajes motivados por “amor” acaban muertos de formas espeluznantes, sea degollamiento o los sesos esparcidos por la calle.

La obra tergiversa el concepto del amor de formas macabras. Lo que nosotros consideramos amor verdadero es encontrar a esa persona en algún lugar del mundo con la que quieres pasar el resto de tus días. Llamemos esto “placer emocional”. La Celestina coge todas esas convenciones sagradas y las manda a la mierda. La novela dice que el placer emocional es una manera en clave de decir placer carnal. Esta mentalidad se ve en todos los personajes. Los dos amantes ricos, Calisto y Melibea, solo se dedican a mantener relaciones en sus reuniones secretas y el criado Pármeno se enamora de una chica, Areúsa solo porque se acostaron una noche.

Y no hay personaje que no encarne esta mentalidad más que la Celestina, una persona que tiene por oficio encubrir relaciones amorosas, y por lo tanto, para ella el amor no es más que materia de laboratorio que manipula para ganarse la vida. Dice que uno no debería tener su media naranja, sino todos los amantes posibles, porque de ahí ganas el verdadero beneficio; el coito. Ella es la voz de autor y demuestra estar en lo cierto.

Estés de acuerdo o no, hay que admitir que estas ideas son atrevidas, y son lo que hace que La Celestina destaque entre otras obras medievales como el Decamerón. Obras como estas ya estaban encaminadas por una senda cínica; querían entretener y simplemente ser irreverentes, pero La Celestina dice algo oscuro pero sincero sobre el ser humano entre toda su irreverencia.

Óliver


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