Zona de obras

Zona de obras
Leila Guerriero – Círculo de tiza

Podría ser una autobiografía, que lo es. Podría ser, también, un panegírico de periodismo narrativo, un  libro sui generis de estilo, un código deontológico, el anti-manual para escribir la crónica de tu vida o ese libro en el que la autora, a veces humilde a veces guerriera, muestra las costuras, las dificultades, las alegrías y la aflicción que está detrás del proceso de escritura. Leila Guerriero (1967), argentina, de Junín, pluma flamígera y bregada que no ha pasado por la facultad de periodismo -«me siento el pingüino de Batman»-, ha reunido en este ¿manual? un conjunto de columnas, artículos y conferencias en torno al arte de escribir. Así defiende lo que hace. El periodismo como un arte y no como una funcionarización de estilo al que se ven abocados muchos textos en el periódico. Para Guerriero -cuidado con esa i que rompe la monotonía fonológica- la clave está en saber mirar, en esperar. No escribe una crónica quien antes llega, sino quien más aguanta, quien es capaz de pasar inadvertido y mimetizarse con el entorno que lo rodea, invisible al protagonista, materia inerte que sólo ve, escucha, apunta y, si no rompe el clima, pregunta.

Yo encuentro cierta belleza en que las cosas sucedan-absurdas, contradicctorias, a veces irreales- y me gusta entrar a la realidad como a un bazar repleto de cristales: tocando apenas y sin intervenir. (75)

A Leila se le llena la boca de bondades, casi que se enternece, cuando nombra a Martín Caparrós, Alberto Salcedo, Juan Villoro, Rodolfo Walsh, Gay Talese, Corto Maltés o Lawrende de Arabia… Son modelos a seguir, su santoral laico. No se entendería este resurgimiento de la crónica latinoamericana sin las aportaciones de la periodista del cono sur. La primera vez que la leí fue en La Buena Vida, cuando todavía poníamos café y la madera crujía bajo nuestros pies, en el antiguo local de Vergara, 10. Era una antología que Darío Jaramillo había hecho para Alfaguara bajo el título: Crónica Latinoamericana actual. El texto de la argentina colindaba al norte con Caparrós y al sur con Villoro. Despúes, me la volví a encontrar en otra antología, esta vez por cuenta de Jorge Carrión, el tarraconense amante de las librerías, titulada Mejor que ficción, la réplica de Anagrama a ese afán por mostrar lo mejor de latinoamérica -también había algún español- en cuestión de periodismo narrativo. Y, más tarde, cuando La Buena Vida estaba en ese largo proceso de traslado, en Crónica y mirada, un estudio coordinado por María Angulo y publicado por Libros del K.O.  El comienzo de esa crónica dice así:

Es un hombre, pero podría ser otra cosa: una catástrofe, un rugido, el viento. (…) Después, el océano Pacífico, las olas que muerden las rocas como corazones negros. (305)

Se refiere a Nicanor Parra, el antipoeta y Premio Cervantes al que era casi imposible entrevistar, perfilar, buscar en sus ojos la luz de ese océano de la que bebe su poesía.

Leila Guerriero se ha pateado la calle, las ciudades, su país, su continente, el mundo, para luego encerrarse en su casa y contarlo con todas las herramientas que la literatura pone al alcance de los escritores. Si Zona de obras es un gran libro es porque abre las ventanas y muestra cómo ha hecho todo ese trabajo, sin romanticismos, sin falsas premisas. No hay atajos, ni trucos. Como en todo, la respuesta siempre es el trabajo y aplicar el mismo código ético que aplicas en la vida. Si pudiera, colocaría este artefacto en todas las redacciones de periódicos, y en todas las estanterías.

David García

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2 comentarios en “Zona de obras

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  2. Leila Guerriero es maravillosa. Estoy con este libro y me encantan sus referencias, sus reflexiones…a quien guste de la crónica novelada, es un caramelo. Conocí a Leila por su novela Los suicidas del fin del mundo, que me pareció genial. Tras él siguió una búsqueda de sus textos, otros libros. Recomendable también Frutos extraños, quizá más flojo Una historia sencilla…pero sus crónicas, sus columnas, son estupendas. Hasta hace nada escribía una columnita los miércoles en el pais….
    En fin, una maravilla. Saludos

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