El rayo verde

Ya sabéis lo cinéfilos que somos en Zona Reservada. Nos gusta desgranar las películas para descubrir todo lo que encierran. Eso hacemos en esta ocasión con El rayo verde, de Eric Rohmer.


Una manía muy extendida, en mi opinión, es la de juzgar las películas tan superficialmente que haría llorar a Tarantino. Al igual que los libros, aquello que encierra un largometraje va más allá de su mera sinopsis, y El rayo verde no es ninguna excepción.

Eric Rohmer descubre la historia de Dalphine, una chica que acaba de romper con su pareja y cuya amiga la ha dejado tirada al comienzo de las vacaciones, sin saber a dónde ir o con quién quedarse. Así, la protagonista irá de un lugar a otro viendo pasar sus días libres en lo que percibe como una asfixiante y perpetua soledad. Pero, al mismo tiempo, irá conociendo a  otros personajes que se presentarán al espectador como la prueba de que no está ni la mitad de sola de lo que se cree. Lo que a simple vista puede parecer la búsqueda de un amor de verano, se presenta en realidad  como una trama mucho más profunda, a saber, la percepción de la soledad hoy en día.

De tal forma que se establece en El rayo verde una sutil crítica a la pésima y errónea concepción de la soledad a través de la vida de la protagonista. Esta chica tiene dos problemas principales. El primero es que como otros tantos antes que ella concibe la soledad como un castigo que responde a su incapacidad para gustar al resto del mundo. Ella no está sola pero sí se siente como tal, y el desarrollo del film muestra a mi parecer que dicha angustia proviene de la incomprensión de los sentimientos y maneras de ser de la gente que la rodea. No se gusta a sí misma y por tanto, no cree poder tener algo que llame la atención a los demás por mucho que, como dice, “escuche e intente entender al resto”. Se siente fuera de lugar, se deprime y acaba evitando el contacto con otras personas.

Ahí es cuando entra en juego el rayo verde, una teoría que desarrolló Verne en una de sus novelas y que hace referencia al último rayo de sol que puede o no aparecer en el horizonte al atardecer. A mitad del largometraje, Dalphine escucha una conversación en la que se dice que quien logre ver el rayo verde podrá comprender sus sentimientos y los del resto de la gente, y esto aparece como la solución a los problemas: si entiendes por qué no gustas, podrás cambiar y dejar de estar solo. Abordando el tema desde una perspectiva moderna vemos cómo no entiende que ni está sola de verdad, ni de estarlo sería por culpa de su carácter (en todo caso por su obsesión con estarlo).

Sin embargo, la protagonista llega a repetir en numerosas ocasiones que no quiere pasar los días sin compañía, que no es capaz de soportarlo y que no tiene a nadie. Aquí está su segundo problema: no entiende lo que es la soledad. A pesar de estar rodeada de amigos, de conocer a gente nueva, se presenta su personaje como alguien psicológicamente frágil que necesitaría una pareja para dejar de estar mal. Su concepción de soledad es sinónimo de soltería, lo que es a mí entender algo muy perjudicial. Si bien es cierto que la película es de 1986, no está de más observar el error y hacer ver que una cosa no tiene que ver con la otra. Hay que entender que estar con otras personas debe ser una elección y no una necesidad, y si Dalphine hubiera comprendido esto creedme que se habría ahorrado muchos disgustos. En lugar de lloriquear por la expectativa de unas vacaciones solitarias, debería haber  aprendido a estar a gusto con sí misma y aprovechar para hacer cosas que con otros no podría hacer. Yo le aconsejaría leer más.

La película es sumamente entretenida, tiene un buen guion (aunque no creo que las interrupciones que aparecen de unos personajes a otros aporte el menor realismo) y los paisajes están más pensados de lo que puede parecer a simple vista. Pero yo la recomendaría porque tras el velo de un drama romanticón hay una crítica a la sociedad contemporánea que presiona a sus integrantes a emparejarse y no parecer unos fracasados, en lugar de desarrollar una inteligencia emocional que permita disfrutarse a uno mismo.

No me habría percatado de todo esto si me hubiera contentado con la sinopsis de la película, ni habría llegado a la conclusión de que la idea de soledad no debería tener una connotación negativa, por lo que mi consejo es que intentéis comprender a los demás más allá de lo que muestran, veáis o no un rayo verde.

Irene


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