Ana Luísa Amaral
Traducción de Paula Abramo
Sexto Piso

Con la cita de unos versos de Romeo y Julieta, Ana Luísa Amaral abre un poemario donde cada nombre busca la cosa de detrás, como si renombrar cada uno de los ingredientes de la realidad fuera tarea de mirarlos fijamente. Así, unas hojas de pino se convierten en diapasón, la receta de una tarta de pollo se convierte en el maquillaje más apetecible para cualquier crisis y un abrigo azul en una tienda se convierte en el punto de partida de un viaje por todas las posibilidades.
La poesía de Amaral va dando saltos poema a poema, como si escribir fuera un juego que cambia de ritmo en cada página pero no pierde nunca la mirada inquieta, las invocaciones a los secretos de las cosas y las preguntas constantes a sus nombres. Pequeñas épicas como los amaneceres más tempranos de lo habitual, movimientos leves que responden a los deseos de cada día con la claridad más sencilla: la de buscar tras cada uno de nuestros nombres una razón, una mirada más limpia desde la que hablar de verdad, escribir cartas o mirar las nubes vaporosas en los aviones de la incertidumbre.
Pilar Torres