Territorio de luz

Yuko Tsushima
Traducción de Tana Oshima
Impedimenta, 2020

Lo más importante de una casa es la luz, te dicen. Y quizá por eso abundan recuerdos de determinadas luces de otras casas que solo aparecían en estaciones concretas, a horas muy definidas, como un saludo habitual que avisaba de los tiempos inminentes por llegar y repetirse. 

La protagonista de esta novela confía en la luz de la casa que alquila nada más divorciarse para encontrar algún consuelo. No es una casa maravillosa y vive sola en el edificio,  su hija de dos años tira cosas por la ventana a escondidas mientras intenta despertar a su madre los fines de semana. Juntas pasan ese año tan raro, durante el que una va a la biblioteca de la radio a trabajar y la otra se acostumbra a una nueva guardería y a crear una nueva familia la dos solas, para la que no tienen muchas guías pero sí muchas cosas que probar y errar. 

Territorio de luz está dividido en doce capítulos que avanzan como fogonazos, y en cada uno de ellos aparece una luz especial, algo que deslumbra o se oscurece, como un vaivén entre la partícula y la onda que no se deja entender pero sí fascina. Madre e hija recorren parques de Tokio, observan las calles abarrotadas y se dejan llevar por el choque de trenes contra las vías, esperando quizá una nueva normalidad donde se respondan todos sus por qué.

Pilar Torres

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