Alejandro Zambra
Bonsái (Anagrama, 2006)
Poeta chileno (Anagrama, 2020)

Leí Bonsái y Poeta chileno seguidos, de corrido, un libro detrás del otro, como si fueran un pack. Fue lo primero que leía de Alejandro Zambra y no ha sido lo último. Mientras los leía pensaba en toda la gente a la que se lo quería recomendar. Toda la gente con la que me gustaría compartir las novelas. Para mí no hay nada mejor que cuando los libros te hacen sentir esa especie de deseo de comunidad, de identificación con los demás, y te recuerdan que hay personas a las que aún conocemos bien.
Ambas novelas son dos historias de amor. Amor entre personas, claro, pero siempre con libros de por medio.
Igual al leer las dos novelas tan seguidas las recibí como una especie de novela en dos partes. Como si fueran los mismos personajes, pero evolucionados, contados de una forma diferente ya que hay casi 15 años entre una y otra. Zambra dice que cada día se cuenta la historia de una manera distinta. Que los textos dependen de un aquí y un ahora que va reformulándose, y que ese es el misterio de lo cotidiano. Hoy es así, pero mañana igual ya no. Exactamente eso es lo que me pasó con los personajes protagonistas de las dos novelas, Emilia y Julio en Bonsai y Carla y Gonzalo en Poeta chileno.Ambas novelas tienen algo de inmediatez y ligereza, parece que son como son por casualidad.
Bonsái es la historia de «dos estudiantes aficionados a la verdad, a dispersar frases que parecen verdaderas, a fumar cigarrillos eternos, y a encerrarse en la violenta complacencia de los que se creen mejores, más puros que resto. » Esta curiosa pareja permanecerá junta durante el tiempo en el que encuentren libros que leerse el uno al otro antes de follar.
Por otro lado, con Poeta chileno te das cuenta de que nada es casual y que es una novela increíblemente precisa. Para que una historia así funcione tiene que estar muy pensado lo que se decide contar y lo que no, dejando a veces al lector con las ganas y otras satisfaciendo sus deseos enormemente. Poeta chileno acompaña a Gonzalo y a Carla desde que se conocen, en su adolescencia, hasta su madurez, cuando su ideólogo y autor decide dejar de escribirles.Gonzalo es un poeta chileno y a Carla no le interesa especialmente la poesía. Bueno, en realidad Gonzalo es un “poetastro”. Es poeta y padrastro, de Vicente, el hijo de Carla. Zambra a veces te lleva con uno, otras con otro, y otras con nuevos personajes que van apareciendo en sus vidas. Y el lector va atravesando con ellos los vaivenes del amor en el poderoso y mítico mundo de la poesía chilena.
Y como bien observa el protagonista de Poeta chileno, «el ejercicio de la poesía no da dinero pero prolonga notablemente la juventud.»
Violeta Rodríguez