Espejo de sombras (1978) viene a ser la respuesta de Felicidad a este documental que, aunque dirijido por Jaime Chávarri, fue idea original de Michi Panero, el menor de la saga. Ahora es rescatado por la editorial Cabaret Voltaire, con el mismo prólogo de Natividad Massanés, profesora de la North Carolina University que, además, transcribió y editó las conversaciones que dan forma a este libro de aristas melancólicas.
Felicidad Blanc es una niña triste de la alta burguesía madrileña que deviene en una Greta Garbo en su juventud. Es deportista, tiene buenas relaciones, muchos novios y es lectora ávida e inteligente. Primero en la Gran Vía y después en el palacete de la calle Manuel Silvela, Blanc disfruta de una vida acomodada y siente el amor paternal, médico que medra y dispensa a su familia todo tipo de comodidades. Pero a Blanc, como a tantos otros, se le acaba la juventud con la Guerra Civil. Llegan el frío, el hambre y la muerte, como un regalo envenenado, al perder a su hermano Luis luchando en el bando republicano.
Al finalizar la contienda conoce al poeta Leopoldo Panero. El noviazgo anunciaba un amor amargo, a pesar de ello hubo matrimonio y tres hijos con los que bregar. Pero fue Leopoldo María, años depués de la muerte de su padre, el que la hizo transitar por caminos inimaginables. La adicción a las drogas, así como su oposición al franquismo del hijo mediano, llevó a esta mujer de talante austero por un via crucis de cárceles y psiquiátricos.