Milena Busquets – Anagrama
Cuenta Milena Busquets, en su blog personal, que en Vic hay un olivo donde la gente cuelga papelitos con deseos para el nuevo año, cuando éste llega a su fin. Milena colgó su deseo: “follar más” en el año 2014. Es posible, que si Blanca, el personaje de También esto pasará, se hubiera acercado al árbol centenario, hubiese deseado lo mismo que la escritora bacelonesa. El sexo: coraza y abismo, vela que guía al cuerpo estilizado y profuso que vive pendiente aún del vértigo del orgasmo.
Blanca, mujer desenfada y culta de la burguesía catalana, ha pasado la barrera de los 40 años, se ha embarrado en dos matrimonios con su correspondiente separación y se alimenta de champán, de postres y de un reguero de amantes. Pero Blanca ha perdido a su madre, una mujer fuerte, inteligente, que la moldeó y la dejó hacer, acertar y equivocarse.
En esta novela -¿novela?-, la narradora se confiesa a una madre que ya no está. En la confusión y el vacío que deja la muerte, un monólogo hila el recuento de una vida. El dolor de la pérdida y los recuerdos se mezclan en una voz, que si al principio es descaradamente frívola, se va tornando, por momentos, reflexiva, otras veces descarada y autosuficiente, muchas otras desvalida, honesta y transparente -hasta donde la literatura deja que sea esto posible-.
Hay en esta voz, en la que se ha perdido una niña -la niña Blanca-, rencor, melancolía, miedo, reconocimiento, incomprensión y un amor profundo y mal comunicado con la madre muerta. Las escenas de la vida cotidiana de Blanca y sus hijos, con sus amigos y amantes, en Cadaqués, glosan, también, este viaje de asunción de pérdida.
Como un luto que es más llevadero si se cuenta, También esto pasará ahonda en la complejidad con la que se urden los sentimientos, la dificultad de vivir -no desde un punto de vista económico- y la necesidad de hacer recuento y decir aquello que uno cree no haber dicho, o sellarlo con palabras, para que no se olvide o no se repita, o para que, simplemente, haya constancia de ello.
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