La poesía es un error necesario – César Antonio Molina – Editorial Trifolium
No es casualidad que César Antonio Molina (CAM) sea en la actualidad director de Casa del Lector de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, porque de eso va este libro: de lecturas. Leer mucho, pero leer bien, pude ser una de las soterradas consignas que atraviesa este libro que se mece, sin llantos, entre la crítica literaria y las memorias.
Aunque licenciado en Derecho por la universidad de Santiago de Compostela, fue en Madrid donde CAM enfiló la vocación al mundo de las Letras, vinculándose al periodismo. En la escalonada de la cultura, pasó primero por Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid, donde también se doctoró, para pasar después a ser profesor. Entre otros medios, ha trabajado para Cambio 16 y Diario 16. Y ha sido director del instituto Cervantes. Aunque quizá se le recuerde más por ser Ministro de Cultura con José Luis Rodríguez Zapatero.
Al margen del florido currículum, La poesía es un error necesario comienza con el desencuentro entre T. S. Eliot y Yeats. Si el primero defiende una amalgama elitista del arte, el segundo, veinte años mayor, defiende el arte popular como “las más antigua de las aristocracias del pensamiento.” Fue tras su muerte, explica CAM, cuando Eliot escribió sobre el poeta irlandés, del que detestaba su épica y melancolía. Pero admiraba la segunda etapa en la que el irlandés se abrazó a una austera e íntima manera de mirar el mundo, lejos de la retórica épica.
Más adelante, de una manera ordenada y casi funcionarial, CAM destripa los capítulos del La aventura sin fin, un libro de crítica de referencia, donde Eliot se queda a gusto. Es aquí donde el poeta gallego disiente con algunas de las opiniones que el bardo americano, con ciudadanía británica, dejó escritas. Como si de un derby se tratase, si Eliot es de Santo Tomás -tomista-, el ex ministro prefiere guiarse por las enseñanzas de Séneca -senequista-, confiesa. Por si acaso, hay que decir que las diferencias ni borran ni menoscaban la admiración que CAM siente por el autor de Criticar al crítico.
Tambíen pasan por estas páginas autores como Edmond Jabés y su admirado libro, El libro de las preguntas, “un tratado magistral de novecientas páginas donde reflexiona sobre el vacío , el silencio, la soledad, , la ausencia presencai de Dios , el desierto , la memoria, la palabra, el libro,la página en blanco , el exilio, la errancia (…)”.
En esta continua y sana obsesión por la obra crítica de los escritores, CAM salta sobre la figura de W. H. Auden, al que le sigue los pasos por Inglaterra, Nueva York, Italia y Austria. Igual que con Eliot, CAM pone sobre el quirófano al autor de El arte de leer para analizar y deshilachar sus ideas, sus palabras, su canon, sus filias y sus fobias. Es curioso cómo estos dos autores -Eliot y Auden- se cruzaron buscando continentes contrarios para desarrollar su obra. Si bien es cierto que Eliot influyó en Auden, más joven éste, cada uno buscó la ciudadanía que el otro rechazaba. Mientras Eliot busca refugio en tierras de Shakespeare, Auden se abraza a los rascacielo y la quietud de Nueva York, a la vez que economiza su poesía y evita los excesos poéticos con los que los más jóvenes suelen flirtear, e incluso descalabrarse.
CAM también repasa la obra Octavio Paz, el nobel que defendía que la verdadera biografía del poeta no está en la vida sino en los poemas. Pero es con José Ángel Valente con quien CAM tuvo la experiencia total. Con ello quiero decir que con Valente hace memoria y ajusta las palabras a la experiencia y a la amistad que le unió al poeta de Entrada en materia. Hay tiempo para todo: amistad, viajes, cenas, traducciones, prólogos y algún que otro desencuentro.
En este libro, el autor escribe su propia biografía a través de los libros que lo han marcado como lector, también hace un fino trabajo de crítica, emulando a los grandes críticos y escritores a los que admira. Y deja claro que que la lectura no es un mero pasatiempo. Como dicen los roqueros: es una manera de vivir.