Madame Solario

Madame solarioMadame Solario
Gladys Huntington – Acantilado
El norte de Italia, cuando Europa ya se olía la Gran Guerra, era un refugio para el lujo. El verano llenaba sus pueblos de nobles y burgueses obsesionados con vivir de puertas para fuera, dedicados a noches de bailes y salas de juego. Gladys Huntington se sumerge con Madame Solario en un mundo del que conocía las luces y las sombras,  después de los típicos veranos europeos de familia americana acomodada. Esta novela pasó décadas en un cajón hasta que Huntington, animada por su marido, decidió publicarla anónimamente en 1956. Y de ahí en adelante todo fue reconocimiento, polémica y misterio, conviriténdose en un clásico en las letras americanas y admirada entre otros por Marguerite Yourcenar, quien dormía con dos ejemplares de Madame Solario en su mesilla.

Lo que provoca madame Solario en la pequeña Caderabbia es lo mismo que me atrajo cuando la vi en las baldas de La Buena Vida: un nombre sonoro que no evita un misterio lleno de sombras. Cuando Bernard Middleton comienza sus vacaciones italianas en este pequeño pueblo se convierte en nuestra puerta de entrada a un mundo de aire apacible, pero cuyos personajes disimulan con la misma naturalidad con la que logran demostrar su estatus. Ahí, entre ellos, como un sol rodeado de planetas, Natalia Solario se convierte en la obsesión del hotel sin que ella lo pretenda; su modestia no es más que una de las caras de su frialdad, de su inmenso poder a la hora de mantener distancias y transgredir las normas sin que eso implique una claudicación de sus logros.

Toda la novela sigue este juego de luces y sombras en el que la tensión se basa en lo no dicho, en la oscuridad que poco a poco va descubriendo un terror mayor del que imaginaban las habladurías. Un libro cuyos giros, al igual que un vals, van acelarando los pasos hacia un final donde la luz arranca a los personajes su careta apacible y descubre a los monstruos que crecen de puerta para dentro.

Madame Solario es una novela de ambiente burgués que tanto disfrutaba Proust, un relato de misterios y de personajes turbios, con una protagonista cuya fuerza y poder supera a grandes mitos de la literatura femenina. Una historia intensa que consigue atraparte en las redes sin que sepas dónde descansa el misterio ni a dónde te lleva el camino que, con tanta tranquilidad e inconsciencia, habías emprendido al cruzar sus guardas.

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