Del color de la leche
Nell Leyshon – Sexto piso

Si tuviera que elegir un tipo de narrador, me quedaría con la primera persona: por subjetiv@, caprichos@, a veces manique@, y por las altas dosis de verosimilitud que me transmite la cercanía de la voz, esa sensación de que te lo están susurrando todo al oído.
La autora de esta novela, premiada por el Gremio de Libreros de Madrid como libro del año, eligió la voz de una niña de 15 años para narrar esta historia. Imagine una casucha de campo perdida en las afueras de un pueblo de Inglaterra allá por el año 1831. Imaginen la humedad, la lluvia, las caprichosas lenguas de barro haciendo surcos en los montes. Imagine ahora a tres hermanas, aniñadas y trabajadoras, piel curtida, el frío siempre instalado en las manos, pero no un frío que se cura a base de mantas y chimenea, sino un frío duradero que mordisquea los huesos y dura para toda la vida. Imagine a esas niñas con sus vestidos de época, las botas rotas por donde se cuela el agua, las piedras. Imagine, además, a un padre criado en la pobreza y curtido en los trabajos del campo, manos callosas, ceño fruncido, junto a una esposa y madre cómplice que no entiende más que de ordeñar vacas y de preocuparse de la próxima cosecha. El único afecto en el seno familiar es el del abuelo. Un anciano cariñoso, conversador, paralítico.
En ese contexto vive Mary, la protagonista de esta novela, una joven con el pelo del color de la leche que es contratada para cuidar a la mujer del vicario. A eso, súmenle, el hijo del vicario, Ralph, un joven engreído que abusa de la posición social de la que disfruta para desabrocharse la bragueta delante de las más vulnerables. Si usted ha llegado hasta aquí, yo dejaría de imaginar y me pondría a leer esta estupenda novela.
Bueno, puedo seguir imaginando porque el libro ya lo he leído 😉 Una delicia de libro, que se resquebraja un poquitín con el final, excesivo. Pero absolutamente delicioso y con un personaje de los que se quedan en la memoria del lector.
Gracias y un saludo