Gracias a la asociación de libreros independientes franceses y a su Premio Mémorable 2012, hemos podido conocer e intimar con Karoo, de Steve Tesich (ed. Seix Barral), este novelazo venerado desde hace 15 años más allá de los Pirineos.
Los caprichos del azar obligan a Paul Karoo, un guionista cincuentón, ilustre candidato a mordisco de pitón en la yugular por egoísta y rastrero, a intentar ser bueno. Como fracasador profesional que se toma la vida como un brebaje bien ácido, nos termina conquistando, hasta volverse un personaje-calcomanía que, por mucho jabón que nos frotemos, no se nos va ni a tiros. Menos mal, porque pocos souvenirs pueden presumir de resultar tan subversivos.
Hay que mantener el humor.
A toda costa.
Nos permitimos la licencia de coger el rollo de cinta de embalar para precintarnos.
Los tobillos.
Las piernas.
Por último, parte de los brazos.
Es un auto homenaje merecido.
Un embalsamamiento digno de libreros en mudanza.
La vida de los peces, de Matías Bice (2010), buceará mañana miércoles, 17 de julio a las 22.30 horas, en la sala de verano de la Filmoteca. Un modo de abrir las branquias para olvidar, por un rato, la limitación del cristal.
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