
Luciano Concheiro – Anagrama
Finalista Premio Anagrama de Ensayo 2016
El capitalismo trinfó cuando se hizo con el control de las manillas del reloj. Se dedicó a acelerar su marcha, poner en todas las bocas el rendimiento y hacer que el dinero creciera más rápido. La revolución industrial es, en suma, la búsqueda de la aceleración del tiempo para transformar más materia en más dinero. Y desde esa conquista era fácil llegar a otros territorios, como la comunicación: el capital es hoy una fuerza que no quiere hacernos consumir más y más gratuitamente, sino que se ha resemantizado, es la forma que tenemos de comunicarnos, de dar voz a nuestro lugar en el mundo.
Concheiro, con tan solo 24 años, abre el engranaje del sistema, analiza su historia desde el siglo XIX hasta nuestros días y observa cómo afecta la aceleración de la maquinaria a la vida humana, cómo le roba el aire y las seguridades. Este joven mexicano traza un discurso sobre la época que nos toca vivir, en la línea de Byung-Chul Han o Gilles Lipovetsky, para conseguir sintentizar el diagnóstico y el tratamiento más acertado para el mal de la época. Concheiro entiende la filosofía como una forma de encontrar el buen vivir, ese que nos limpie las gafas de la vida para poder cambiar la visión de un mundo que, ni económica ni estéticamente, podemos transformar.
Ese cambio en la visión del mundo es la salida que plantea el mundo, la filosofía del instante. Solo en los tiempos que no corren, pero que significan, se puede encontrar la tangente del sistema. Contra el tiempo no es un libro revolucionario, sino un manual para jugar al escondite, para escaparse de las reglas aceleradas. Cuando se hace de noche, La Buena Vida se convierte en un refugio perfecto, un lugar donde los instantes se hacen lectura y ahí se resiste, se huye y se rehace el tiempo, y Contra el tiempo ayuda a plantear una nueva posición estética, como al incluir las fotografías de Gabriel Orozco, momentos que están a punto de difuminarse pero en los que queda un destello de algo inacabable.