
Dana Spiotta – Turner
Encerrarse en el cine es la mejor manera de evitar abrir los ojos. Hay pocas cosas que permitan acabar con el mundo tan bien como una tarde de sesión triple, huyendo del sol y encontrándose con la noche cerrada cuando ya se acaban los últimos créditos. Las películas destripan la vida, la edulcoran y, sin duda, la hacen siempre más llevadera. Toda biografía está marcada por los nudos que dejan algunas películas, esas que miran al objetivo directamente cuando solo nostros miramos y nos hablan sin tapujos.
En Inocentes y otras se vive el cine y en el cine. A partir de tres mujeres muy diferentes y mediante formas de narrar que van de las memorias, artículos digitales, diálogos y descripciones de películas, la cuarta novela de Spiotta indaga en cómo el arte puede darlo todo, ser un vehículo para buscar la verdad y a la vez ser una fábrica donde los sueños no se hacen realidad.
La mezcla de realidad y ficción se agita de una forma sutil y sin ruido: desde una apertura absorbente, donde Meadow, eje de la novela, relata para una publicación de cine cómo su obsesión y posterior amor por las películas empezó dejándolo todo y encerrándose en la casa de Orson Welles hasta su muerte (una historia que juega con el gusto del director por lo falso y su influencia en la realidad), todo el libro va saltando a distintos planos temporales y emocionales, como si tras cada capítulo la cinta sobre la que se graba la historia cambiara de textura.
Spiotta juega con películas reales y otras que crean sus protagonistas, intenta buscar la verdad en el cine y justifica el por qué de la comedia y sus posibilidades de transgresión. Fascina al lector con las colinas de Hollywood como lo hace con Jelly, una joven que recupera la vista forzándose a leer los títulos de crédito de las películas que ve borrosas. Una novela que habla de la soledad, la frustración y las pasiones con inteligencia y sinceridad. Una pequeña joya para los que cierran los ojos y ven escenas de cientos de películas.