Las estatuas de agua

las-estatuas-de-aguaLas estatuas de agua – Fleur Jaeggy – Alpha Decay

Hay delirios de lucidez en esta escritora que hace que su literatura venga dictada desde lugares poco comunes.  Fleur Jaeggy tiene una sutil manera de conseguir que el lector no sepa donde está dentro de sus libros, aunque note la corriente y sea consciente de que a cada párrafo uno se aleja cada vez más en este viaje sin retorno. Un viaje por aguas que pueden dar con estatuas efímeras de líquida belleza que conmocionan y cautivan. La que fue Premio Viareggio (2002) ha escrito un libro de poesía,  aunque bajo una leve estructura que lo hace caminar por el género de lo narrativo. Hay novelas que todavía buscan y encuentran el pulso de lo lírico.

El hermetismo como seña de indentidad puede ser peligroso si no es un desacato sincero y autosuficiente. En este buceo de densas imágenes acabas por encontrar la gruta por la que sacar la cabeza y respirar junto a Bleekam, el protagonista de Estatuas de agua, un hombre que ha elegido la soledad y la belleza de las conversaciones como retazos de un tiempo huído, en una ciudad que la autora de Los hermosos años del castigo (2009) ha querido ponerle el nombre Ámsterdam. En Las estautas de agua, además, sabemos que hay una madre muerta y Victor, el criado. De fondo está el sincero oleaje de la soledad desbordante golpeando a ráfagas. Con todo esto, la contemplación es un fin que se pierde en estas páginas sin argumento claro. Jaeggy es una escritora que usa la escritura como una azada, y haya, allí, en lo hondo, dónde pocos encuentran, corrientes de agua donde habitan las estatuas.

@cercodavid

 

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