Memoria por correspondencia

emmaMemoria por correspondencia
Emma Reyes – Libros del Asteroide

Veintitrés misivas. Veintitrés confesiones. Veintitrés fábulas de una niña que pasa su infancia y adolescencia en un convento de monjas. Esto es lo que Emma Reyes (Bogotá, 1919-Burdeos, 2003) relata en estas cartas dirigidas a Germán Arciniegas, intelectual y amigo de la protagonista. Además  de una infancia muy desafortunada, Emma fue analfabeta. Y hasta que no se escapó del convento, de manera casi fortuita, no aprendió a leer y a escribir.

La expulsión de general De Gaulle del Elíseo le sirve a la escritora para llegar al recuerdo “más lejano” que guarda de su infancia. No sabemos por qué está ahí. Ni cómo ha llegado al barrio de San Cristobal, en Bogotá. Lo que si cuenta es que hay una señora, una tal  María, que las maltrata, a ella y a su hermana Helena. Las deja encerradas en una casucha, les pega, las insulta y las hace sentir culpable de sus miserias. Las hermanas Reyes son víctimas de las ocurrencias y de los desvaríos de esta señora. Llega el día en que las niñas son abandonadas a su suerte. Ahí es cuando son ingresadas en el convento.

Contado así, dan ganas de echarse a llorar. Pero este drama es menos drama cuando la voz narradora lo relata, sin  sensiblería ni afectación. La ingenuidad y la frescura de la niña que fue Emma aupan el texto y hacen que  los capítulos sean una sucesión de aventuras con el tono adecuado para que esta historia se convierta en un testimonio conmovedor.

Estas veintitrés cartas están acompañadas por un prólogo de la escritora argentina Leila Guerriero. Además de dos apéndices, los cuales aclaran quién fue Emma Reyes, su vida posterior y los logros que alcanzó. El libro fue publicado después de su muerte. En Colombia se convirtió en uno de los acontecimientos literarios de año. Y una vez leído es comprensible. No se puede pedir más a estas cartas que emocionan, hipnotizan y entretienen.

@cercodavid

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