Material rodante
Gonzalo Maier – Minúscula
Cada uno de los vehículos con ruedas que construyen un tren (la locomotora, los coches de pasajeros o los furgones de carga) se llama material rodante. El término funciona para señalar las piezas que construyen ese puzzle capaz de cruzar fronteras, atravesar montañas o constitutir la rutina diaria de miles de personas.
En el libro de Maier (1981) los trenes son el modo de la escritura, el marco que condiciona sus anécdotas y reflexiones. Pero también este carácter versátil de los vehículos ferroviarios se refleja en las distintas piezas de su libro donde, en apenas 120 páginas, puede hablar de los viajes transoceánicos de la araucaria, baños holandeses y belgas, cantar las virtudes oblomovistas del pijama, pelearse con máquinas expendedoras, analizar los gestos de la revisora y chivarnos los trayectos en los que nunca piden el billete.
En Material rodante se mezclan anécdotas de la vida del escritor, sus reflexiones sobre viajar (lo poco trascendente que es cruzar fronteras y lo familiar que acaba siendo un paisaje recorrido a diario) y los secretos para llenar convenientemente una mochila literaria, que en La Buena Vida ya hemos empezado a estudiar para futuros viajes.
Maier, que lleva varios años viviendo en Lovaina (Bélgica) pero que trabaja en Nimega (Holanda), hace de los silencios en el tren un particular libro sobre viajes, lo que implica viajar en compañía y los equipajes que se pierden. Una breve alegría sobre cambiar de aires y cruzar vidas y campos desde la comodidad de un asiento transeuropeo.
Pilar Torres