El final de la historia
Lydia Davis – Alpha Decay

Lydia Davis es una de mis escritoras preferidas. Sus Cuentos Completos tienen algo de muchos de los escritores que más me gustan, desde Carver a Fante o Cheever y los recomendamos muy a menudo cuando alguien viene a Vergara.

Esta novela me recuerda algo a los libros de Javier Cercas. Esa impresión de que el autor o es un condenado indeciso o, por contra, realmente es tan preciso que parece jugar con el lenguaje y lo que aparentan repeticiones hasta saciar su apetito de exactitud.

En este caso, la novela se teje entre dos historias: por un lado, la relación de una escritora y profesora de Universidad con un hombre mucho más joven, a una edad en la que ella ya ha abandonado la edad en la que todo es aún posible, pero a la que aún puede uno sentir la pasión y la necesidad de saciarla; por otro, la propia redacción de la novela que trata de algo que te ha marcado muy profundamente, de un amor, posiblemente tu última pasión, que no encuentras la manera de plasmar en papel y al escribir sobre él y reescribirlo, acabas viviéndolo otra vez y, quizás, encerrándolo para siempre entre las tapas de un libro.

La sexualidad de la madurez, los sentimientos ya maduros, puestos a prueba por una pasión que uno reconoce que no es propia de su edad, de su experiencia. Davis es una escritora incómoda y en esta novela lo es más aún, porque se enfrenta al problema irresoluble del amor y de la capacidad de la literatura para ser fiel a él. Su prosa es realmente meticulosa.Cada palabra,cada frase, exacta, precisa, la confronta con la poesía y, como se puede apreciar muy bien en sus cuentos más breves, tratan de encerrar, no ya el mundo,sino su mundo, un mundo, una precisa interpretación de la realidad.