La viuda descalza

La viuda descalza
Salvatore Niffoi – Malpaso

Esta trágica historia transcurre en dos pequeños pueblos del interior de Cerdeña, Taculè y Laranei, donde  la superstición, la ojeriza y la maldad son armas arrojadizas contra las que sus habitantes tienen que defenderse constantemente. La historia se desarrolla después de la Gran Guerra, en un tiempo en el que se trabaja de sol a sol y nadie olvida ni perdona nada. Parece que las rencillas familiares también se heredasen, al igual que las tierras y las cabras.

En ese entorno rural se conocen Micheddu y Mintò, dos jóvenes enamoradizos que desde muy temprana edad saben que quieren estar juntos. Él es ese tipo de hombre que nace con la estrella de la muerte pegada al pecho, rebelde, rudo y algo pendenciero cuando el vino le enciende la sangre. Como consecuencia ella enviuda muy  joven. En este contexto, Salvatore Niffoi desarrolla esta tragedia novelada y sangrienta, poética, lorquiana, en la que rezuma la crudeza de una vida atravesada por la ignominia de unos personajes embrutecidos y condenados a repetir patrones de comportamiento violentos. Niffoi no sólo narra la historia de una venganza, sino que muestra el teatro pernicioso y grotesco en el que los habitantes de esas tierras han convertido el mundo. Hacía tiempo que no llegaba a la mesa de novedades de La Buena Vida un libro que me conmocionase de esta manera.

Esculpe este escritor sardo su prosa con un estilo brillante y crudo a la vez, que refleja muy bien la desesperanza de su literatura, como si su poética naciese de los nervios de un sol encrespado. Con respecto a los personajes, éstos representan los arquetipos humanos que quizá en la vida real hay que deshojar como a una cebolla, para saber de qué manera son realmente. Uno de ellos es el tío Imbece, un anarquista con una biblioteca considerable y muchas lecturas; va a ser él quien introduzca a Mintò en el mundo de los libros y una de las pocas personas con las que la protagonista se va a sentir a gusto. Los libros van a ser un remanso de paz , un coto donde aislarse de la miserable realidad. El tono de la narración, que corre a cargo de Mintò, años después de suceder los acontecimientos, es de un resentimiento enfermizo que no cesa.

Muerte y sangre, venganza, fiereza entre ríos y bosques, ilusiones truncadas y barbarie en esta novela lírica, que no por ello carece de argumento.

David García

Deja un comentario