Día 36: Casual Fermor

Los descubrimientos parecen casuales, pero las casualidades no existen. Todo tiene un sentido y últimamente suele ser casi siempre mercantil, no nos engañemos. Las modas forman parte de campañas de persuasión para lanzar o reconquistar lugares, sabores o personajes. Estilos debidamente conjuntados con el resto, lo que a simple vista parece una vía que se aleja de lo que es original en sí mismo porque posee, además, un valor individual añadido.

Instalados en la cultura del “destacado”, de rutas para “perdernos” en cualquier estación, resulta alentador que estos días se haga legión casual en torno a un tipo como Patrick Fermor Leigh. Desde luego es un motivo más sugerente y de mayor aporte energético que el de tener que consumir casi por obligación yogur helado, esa revelación que desde hace dos veranos abre franquicias a menos de 50 metros de distancia, como si la leche fermentada y guardada al límite del termómetro fuera la salvación. Un tentempié menos amenazador que las letras del Tesoro y que las medidas impuestas desde Bruselas y el FMI.

La biografía de Paddy Fermor Leigh, escrita por Artemis Cooper y publicada en RBA, coincide con Drink Time! un pequeño cuadernillo escrito por Dolores Payás (ed. Acantilado). El libro de Cooper es una resonancia magnética, milimétrica y secuenciada, de las hazañas y rarezas de Fermor por medio mundo en la quedan expuestas y demostradas sus múltiples facetas como militar, donjuan, aventurero y prodigio de la naturaleza. Una existencia que aumentó su cotización en bastantes enteros cuando decidió retirarse junto a Joan, su mujer, a Kardamili y convertir su casa en un hotel residencial permanente para un tropel de amigos y de seres inquietos que se dejaron caer a lo largo de los años ampliando su leyenda y, por supuesto, su círculo de íntimos y de admiradores.

El de Payás es el revelado de una foto cálida, emocional, surgida de sus encuentros en ese hogar griego lleno de gatos, lentes de aumento, libros y vida.

Ambos libros deberían leerse de forma conjunta, porque son la puerta y la mirilla para acceder al poliedro vital que conformó el apasionado intelectual inglés. Un festín con derecho a copazo final como digestivo.

 

Ahora que todavía no están ordenados, he abierto una caja de libros de bolsillo.

Los he olido y he leído unas líneas. De unos cuantos.

Hay libros -les ocurre también a ciertas películas y canciones-, que se quedan viejos, pasados de tiempo. Su mensaje ya no cala, no cuenta igual.

He seleccionado tres que no han despertado mi curiosidad y los he metido en una bolsa de congelados. He abierto la cámara y los he instalado al fondo. Como si fueran el casco de un antiguo galeón que necesita mecerse en la profundidades.

Voy a dejarlos aquí una semana. Quizá no solo combatan el anisakis sino que en este letargo logren desprenderse de ese anacronismo que les deja indefensos, aislados, frente a los lectores. Dulces sueños.

La Petite Mort– Couer de Pirate- Off Sessions

Mañana martes 13 de agosto, a las 22.30 horas en la sala 1 de la Filmoteca, Mammuth, (2011), de Gustave Kervesh y Benôit Delépine. Serge (Gerard Depardieu) hace de su jubilación una revisión sobre ruedas de su vida laboral. Emotividad motera.

No dejes para mañana lo que puedas decirnos hoy. Cuéntanos qué cosas te descentran. Seguro que hay unas cuantas. Cantad, cantad benditos.

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