La experiencia dramática
Sergio Chejfec – Candaya
Con la cantidad de títulos que están saliendo y las pocas ventas, parece un pecado dedicar una reseña a un libro que tiene difícil encontrar lectores. Pero es necesario. Es un deber. Porque La experiencia dramática encontrará pocos hermanos, pero los que encuentre, quedarán conmovidos. Una sensación de formar parte de un google.maps gigantesco, donde podrían ver cómo nos desplazamos, pero también lo que vamos pensando y lo que hablamos. Esa es la imagen potente de una obra en la que Félix y Rose se encuentran cada semana para hablar, sobre todo mientras pasean, pero eligiendo siempre el lugar. Por un lado, desean sorprenderse por trayectorias urbanas y mentales imprevisibles, por otro, necesitan ese estímulo para poder observar y observarse mientras intercambian retazos de sus vidas, de sus pensamientos.
Son dos personas que se hablan continuamente y pudiera parecer que ninguan escucha a la otra, puesto que bajo la escucha y el aparente silencio, hay un permanente soliloquio pero, por otro lado, es en el pensamiento no modulado por la voz, en el que se produce el intercambio entre estos dos seres que interpretan una vida e intentan descifrar el sentido de la función que se representa alrededor. Kafka sí, pero una puerta de entrada a un misterio, un zoom que puede acabar enfocándonos a cualquiera al girar en una esquina, en una plaza, descubriéndonos con estupor que pensamos que pensamos que vivimos. Merece la pena, y mucho, el delicioso esfuerzo.