Libertad
Jonathan Franzen – Salamandra
La vida pasa, pesa, abre compuertas, cierra los ojos, supervisa, pierde la batuta, se desafina, insiste, rechaza, procrea, se eterniza, a ratos se rebela, juega o lo parece, se escurre, se disfraza, educa, se ausenta. Crece, no olvida, avanza, se incomoda, lucha como puede, evoluciona, y llega a comprender, después de tantos años, después de haberse expuesto, de haber sufrido, de haber callado. Después de haber sumado el antes y el ahora, que la vida, mortal e intransferible, se completó, que encontró la manera de llegar a pesar de todo hasta el lugar correcto.
No hace falta contar más de lo que se ha publicado en los periódicos y suplementos dominicales sobre este libro. No hay que desvelar nada. Sólo hay que leerlo, fiarse de Jonathan Frazen, este hombre tranquilo capaz de comprender el anhelo de los hombres, la vida que transcurre, la apreciación del tiempo, la protección hacia lo que se extingue, aunque parezca que afecta solo a los pájaros.
Libertad respira una veracidad y una humanidad escalofriantes. Transforma. Rasca las entrañas. Es un gran angular minucioso que deja de manifiesto la grandeza de los seres minúsculos que comportan el mundo y lo habitan desde su pequeñez, desde su impotencia, desde su aplomo de equilibristas de andar por donde toque a cada momento.
Libertad es la observación de un orfebre que escribe desde la herida bella de la existencia, desde la equivocación constante que conlleva tomar decisiones o no tomarlas, de la constancia, del aprendizaje inevitable que supone sobrevivir, despejar las dudas para terminar llegando a lo verdadero. A lo que merece la pena.
La belleza necesita de asombro para desarrollarse y la sabiduría, de duda y observación para crece
Cuando algo tan inmenso y particular como Libertad llega a nosotros lo mejor es encontrar el tiempo, adoptar una postura cómoda, mimar el recorrido veloz y entregado de los ojos sobre las páginas que ansían avanzar y a la vez detener el momento de alcanzar el fin de la historia, la página en blanco… Lo que está más que garantizado es que mucho antes de la despedida, desabrocharemos la vista del libro las veces que haga falta para tomar impulso e intentar encontrar rastros de Walter, Richard y Patty en plena calle, a nuestro lado, en el bullicio de un martes cualquiera, porque sabemos que han logrado quedarse con nosotros para siempre y no queremos que nos abandonen … porque su presencia nos humaniza.
Puro conocimiento del medio. Educación para la ciudadanía. Obligatorio.
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Os recomiendo la crítica sobre este libro de Javier Fernandez de Castro http://www.elboomeran.com/blog-post/189/11407/javier-fernandez-de-castro/libertad/