El síndrome de albatros
Gonzalo Suárez- Seix Barral
– En ocasiones, las palabras y las ideas se presentan en nuestra mente sin que sepamos de dónde vienen …
– ¿No será que creemos improvisar lo que alguien en algun aparte escribe para que nosotros lo digamos como si se nos acabara de ocurrir?
– A veces, repetimos cosas qeu hemos leído y olvidado o hemos oído sin que recordemos cuándo, dónde ni a quién, y con frecuencia sucede que cometemos actos que escapan a nuestra voluntad como yo al besarte ahora, de repente, sin poder contenerme …
Ernesto Zóster es el protagonista de esta inusual historia. Un detective que nos recuerda a los mejores de la literatura negra americana si no fuera porque este hombre no sabe que su investigación consiste en encontrar qué hace él investigando lo que hace o hizo y pensó.
Gonzalo Suárez, como bien dice Juan José Millás, te obliga a enfrentarte con formas de pensamiento inusuales. Desde el principio de la novela deja claro que no va a hacer concesiones, y que no quiere que ningún lector llegue al final del libro sin entrar en el juego que propone. Así, desde el principio constituye una ficción donde los personajes son reales, pero a la vez, se mueven siguiendo lo que el narrador les tiene escrito.
Realmente, lo que Gonzalo Suárez provoca es que movamos los brazos, y digamos cosas inusuales, para comprobar que no estamos, simplemente, siguiendo los designios de alguien que nos escribe nuestros textos o mueve nuestros hilos. Y desde luego, a él no se los mueve nadie o, a lo mejor, es un escritor juguetón quien se divierte jugando con el escritor de El síndrome de albatros.