De A para X
John Berger – Alfaguara

Esta es la historia de un encierro en la que sólo se habla del mundo de afuera.
No sabemos a penas nada sobre como pasa los días en su celda el prisionero, pero vemos a través de sus ojos que leen, el mundo que se está perdiendo. Un mundo que aún le pertenece porque una extensión de sí mismo, que ahora ha quedado separada, habita ahí fuera la vida que una vez compartieron.
Su amada, -porque estos dos son amantes en el más estricto sentido, aunque no se toquen ni vean, o precisamente porque no pueden verse ni tocarse -, A´ida, que no está prisionera, está encerrada en el mundo que compartía con él, recorriendo las mismas calles y frecuentando a las misma personas, intentando sobrevivir cada día a la rutina que fue una vez de los dos, como si le hubieran arrancado algo y como si las cosas estuvieran en silencio, esperando con ella.
Pero ella es una mujer fuerte, o digamos simplemente una mujer enamorada, que pone toda su melancolía en el fondo, para regalarle a su hombre la vida a través de sus cartas.
Una historia de Amor contada en cartas. Sin las tonterías de las malas películas románticas, sin celos, sin exigencias, sin pedidas de matrimonio frustradas, sin e-mails ni zapatos caros.
No sabemos muy bien que ha hecho Xavier, tampoco sabemos mucho sobre la ciudad donde vivía ni sobre el conflicto que tiene lugar. Podría ser cualquier ciudad, podría ser cualquier lucha, cualquier resistencia.
Pero sin conocer su causa, la abrazamos, porque sin duda estos dos luchan, al menos ahora, contra la injusticia, con cosas tan pequeñas como bolígrafos y papel de carta. Paula