Dennis Lehane
traducido del inglés por Enrique de Hériz
Salamandra, 2017
El título es de lo más descriptivo, porque la novela tiene ese aroma a final de época que tanto gustaba en El padrino o en Marlowe.
Pero es un final con fuegos artificiales, porque os presentamos un novelón, una estupenda historia de género, con todos los alicientes habituales, pero, para los que busquen más, encontrarán una historia de amor como las de antes, una vida interior al mejor estilo Malamud, una reflexión sobre la paternidad a prueba de psicólgos de familia y, finalmente, un lenguaje preciso capaz de narrar un tiroteo sin artificios, con la tensión de un minuto de acción mágico y fugaz.
En una época en la que nos dicen que hay películas en Hollywood que se montan a partir de dos escenas de acción, da gusto ver un libro en el que cada detalle tiene su tiempo, cada personaje su historia, cada acción, su causa. No hay nada gratuito y uno disfruta de principio a fin. Sí, ya hemos visto demasiados fantasmas en libros y películas para saber que ninguno anticipa nada bueno y, por lo tanto, oleremos el final antes de llegar a él. Pero qué importa, porque es seguro que será una fantástica lectura de invierno y un libro que hay que llevar al lugar de veraneo luego porque, hay días de calor, en los que uno no quiere riesgos y preferirá pasar una noche leyendo algo que ya conoce pero que le recordará que sí, que al final la vida acaba para todos igual, pero vaya, hay cosas que merecen la pena.