Marienbad eléctrico

Marienbad eléctrico

Enrique Vila-Matas – Seix Barral

El día de la inauguración de Splendide Hotel falté a clase para poder rozar el abrigo de Vila-Matas. Tenía tal alegría por sumar una más de mis grandes hazañas con este autor (tengo el gran honor de haber conseguido una de sus sonrisas) que me importó bien poco que perdieran mi DNI con el lío de la traducción simultánea.

Así que cuando llegó Marienbad eléctrico a La Buena Vida puse cara de veraneante en Marienbad y, con el tacto de aquel abrigo de paño,  rescaté al libro de la montaña de novedades. Como aquel día en el Reina Sofía, Vila-Matas repasa la obra de Gonzalez-Foester gracias a los nudos de su amistad, la que les ha dado sorpresas, encuentros y misterios mágicos donde la literatura lo llena todo de pistas para estos Sherlock y Watson.

Como en Kassel no invita a la lógica o en el relato Porque ella me lo pidió, Vila-Matas se refugia en los corredores de Marienbad para transmutarse en una brisa de arte. Y para sublimarse a estado gaseoso recurre a sus ya habituales compañeros de partida: Walser, Wenders, Robbe-Grillet (guionista de los sueños de Resnais) o Grombrowicz.

Marienbad eléctrico es un mapa para no perderse por los pasillos de un balneario transformado en galería de la vida, con la amistad y sus encuentros más que fortuitos escondidos detrás de las puertas. La sorpresa, la sonrisa y los descubrimientos parisinos Vila-Matas vuelve con esta crónica del arte que se aleja de los museos y que, como las mecedoras de aquel Splendide Hotel de 2014, susurra lo maravilloso que se refugia tras la tapa de los libros.

Pilar Torres

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