Pensar en imágenes. Filosofía en la publicidad
Pablo Redondo Sánchez, Sebastián Salgado González – Maia Ediciones
Hay mucha gente detrás de un anuncio de publicidad, expertos en convertir un producto en objeto de deseo. El mejor publicista es el que es capaz de crear una necesidad en el ciudadano y convertirlo en consumidor. Un eslogan sugerente, una mirada nueva, una manera de decir encierra el éxito o el fracaso de un spot. A pesar de que recibimos cientos de miles de impactos publicitarios -inputs-, pocas veces se analizan a través de un prisma filosófico. En Pensar en imágenes, dos Doctores en Filosofía se han sentado para analizar 20 anuncios. Le han dedicado dos mil palabras a cada uno. Los autores advierten: no es la calidad lo que aquí se analiza, sino ideas filosóficas sobre las que se sustentan los anuncios.
A lo largo de este breviario de la sensatez, el lector puede encontrar un anuncio de ron que intenta desvincular los placeres terrenales con la filosofía, como si el arte de pensar el mundo fuera incompatible con beber una copa del espirituoso caribeño por excelencia. “Nuestra filosofía tiene mucho de ron y de rugby y poco de filosofía”, señala esta marca de conocido ron. En otro de los anuncios, un cartel de grandes dimensiones incita a los usuarios de metro a arrojarse a las vías. Lo que es un tabú, incluso un momento estrictamente íntimo, como es el suicidio, la publicidad aprovecha para comercializarlo con un tono irreverente. La empresa es una funeraria. En otro anuncio de la Fundación Antidroga, se intenta concienciar de la necesidad de consumir alcohol de manera moderada, pero se desiste de erradicar un vicio, considerando resignadamente que el robo es inextinguible. En la fotografía se ve una bicicleta encadenada inutilmente a un bolardo.
Pensar en imágenes relaciona la publicidad de un Audi con Ortega y Gasset, con Hannah Arendt, con Hegel o con Fernando Broncano. Mientras que Nietzsche, Wittgenstein y Aristóteles son centrales en un anuncio de una escuela de idiomas. Sin olvidarnos de Saussure. Incluso en el último análisis, “La era móvil”, aparece el coreano, tan quierido en La Buena Vida, Byung-Chul Han, donde se analiza un anuncio de la compañía Vodafone. Hume, Faber-Castell, Appel, Kant… todos juntos pero no revueltos. Quién le iba a decir a Borges que su cuento “Funes el memorioso” podría servir argumento para analizar un anuncio de prevención de contagio del VIH. Pensar las imágenes es un libro que acerca la filosofía a nuestro día a día. Lo hace con rigor, sencillez y desde distintas ramas y perspectivas filosóficas. Manda la actitud crítica y constructiva. Y está explicado de una manera clara y brillante.