El bar de las grandes esperanzas

El bar de las grandes esperanzas
J.R. MoehringerDuomo

¿Quién no ha tenido un bar en su vida o, al menos, en alguna etapa de su vida? El bar como lugar de reunión que sirve de refugio, como hábitat de una fauna de fijos que acaba siendo familiar para los habituales, como decorado de conversaciones y confesiones que nunca habríamos pensado hacer, que nunca quisimos oír. Bares, qué lugares, sí. La mítica del bar al más puro Cheers, donde las personas se convierten en personajes, donde las vidas «reales» se quedan en la puerta y está permitido ser otro.

Moehringer, un premiado reportero que suele hacer perfiles en prensa de todo tipo de personajes, famosos o no, y que convierte los detalles de la vida cotidiana de estos en narraciones emotivas y empáticas, nos regaló su trabajo de escritor en la sombra en las memorias del tenista Agassi, Open, que nos costó vender a los que nunca habían visto un partido de tenis, pero que nos devolvió agradecimiento de sus lectores sorprendidos porque el deporte y los deportistas, cuando se escribe de ellos bien, son tan interesantes como cualquier otra vida o personaje.

Y eso vuelve a hacer en esta ocasión, pero con su propia vida. Una infancia en el seno de una familia desestructuradamente unida, cuyos miembros parecen huérfanos unidos por débiles hilos de cariño, costumbre y necesidad es el entorno en el que crece este niño y joven Moehringer a la búsqueda de un padre a quien solo conoce por su voz en los programas de radio musicales que sintoniza a escondidas en cualquier rincón de la casa.

Y en esa búsqueda de un padre, de una figura masculina que compense la ausencia de un padre, entramos en el Dickens (luego Publicans) el pub alrededor del cual girará la vida del autor en su paso de la adolescencia a la madurez.

Una novela de iniciación original, cálida, con humor y cariño por cada personaje, que se beneficia del dominio del relato periodístico de su autor, que usa capítulos breves, descripciones visuales y cercanas y que puede hacer las delicias de muchos lectores. Un libro entretenido, alegremente superficial, sobre cuya lectura proyectaremos nuestra propia fauna, la que hemos visto pasar desde el rincón elegido de nuestra propia barra de bar.

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