Una soledad demasiado ruidosa
Bohumil Hrabal
Con traducción de Monika Zgustova
Galaxia Gutenberg
No es que hagan falta excusas para volver a la obra de uno de nuestros autores favoritos, el checo Bohumil Hrabal, pero la celebración en La Buena Vida hace ya unas semanas del encuentro entre Monika Zgustova, su traductora y biógrafa, y David Trueba, escritor y cineasta, para hablar sobre él, hizo que no retrasásemos más la relectura pendiente.
Con “Una soledad demasiado ruidosa”, Hrabal nos atrapa en lo cotidiano, enseñando la belleza de las pequeñas cosas, la vida aparentemente sencilla pero sin embargo llena de riqueza de su personaje.
“Hace treinta y cinco años que trabajo con papel viejo y ésta es mi love story”. Así comienza esta novela, la historia de amor y de soledad de Hanta, su protagonista, inmerso en una rutina que podría parecer desde fuera angustiosa y que sin embargo se nos revela como un paraíso a salvo del ruidoso mundo real. Una historia hecha de costumbres y pequeños accidentes cotidianos en ese trabajo diario suyo que consiste en prensar papel, pero en hacerlo como si cada día fuera la primera vez, o quizá la última, deteniéndose con pasión en los detalles que nadie nunca apreciará, sólo por el simple hecho de hacer las cosas con ese cuidado artesanal. Un compromiso de la persona consigo misma, muy alejado de las exigencias de producción de sus superiores.
Hanta, con su pequeña historia, dirige nuestra atención hacia lo que a diario pasa desapercibido, y una se encuentra enseguida preguntándose si también en su vida está dejando hueco a esas pequeñas sorpresas, si pone ese mismo cariño en lo que hace, si en realidad tiene algún sentido hacer las cosas de otra manera, si no nos estamos dejando arrastrar por lo inmediato, si ha dejado de ser importante el cómo y ya sólo nos importa el qué, si no seríamos más felices si…
Y por si no nos habíamos dado cuenta, Hrabal se detiene en un instante para darnos un toque de atención enfrentando a Hanta con la realidad, con esa otra realidad, y a nosotros, lectores, con nuevas preguntas.
En La Buena Vida compartimos con el escritor checo el gusto por esos pequeños momentos, como el que nos regalaron Monika Zgustova y David Trueba. Desde nuestra morada, ahora mucho más luminosa que la de Hanta, no nos cansamos de reivindicar otra forma de hacer las cosas, con ese cariño que el personaje de Hrabal pone cada día en su trabajo de prensar papel. Y también como él descubrimos a diario pequeños tesoros que nos hacen la vida mucho más feliz. Hallazgos que nos gusta compartir con todo el que quiera escucharnos. “Sí, para que pueda buscar mejor. Buscar, ¿pero qué? (…) Otra felicidad…”
Paula Fuertes
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