Ejercicios para el endurecimiento del espíritu

wienerEjercicios para el endurecimiento del espíritu

Gabriela Wiener – La Bella Varsovia

Me pierdo entre la manigua de los libros. La Buena Vida como una selva, hojas verdes o blancas, ramas de palabras, filosofías múltiples, muchas de ellas incomprensibles.  Son tantos títulos, tantos autores. La regla, si hay reglas, es ser fiel a tus instintos. Poner el oído, preguntar. Ser casi tan rápido como tus corazonadas. En este fino eco de  voces que se repiten, había llegado a mis oídos el nombre de Gabriela Wiener varias veces. Periodista, narradora, poeta. Esta peruana que vió la luz allá por el año 1975 lleva el kit completo de literatura a cuestas. La incluyen dentro del prestigioso círculo de cronistas latinoamericanos que han dado una vuelta de tuerca al oficio de contar la realidad. Wiener es de las que estaría invitada a una cena junto a Martín Caparrós, Alberto Salcedo Ramos o Leila Guerriero, en caso de que este hipotético acto se diera. Ya la leí en una antología de crónica latinoamericana publicada por Alfaguara y en Mejor que ficción, esta última en Anagrama. Ahora me cruzo en las estanterías estos Ejercicios para el endurecimiento del espíritu. Un libro perturbador, poético, tiernamente enfermizo:

(…) me estoy quedando calva por su culpa
mis amadas hebras se deslizan por calles y
    habitaciones como ríos sucios
sobre cara de pez loco de angustia

cuando la última pelusa vuele a su destino
yo habré llegado

a dónde (83)

El poemario se divide en 4 partes. Al final, en el epílogo, la autora desvela la razón del título de la obra. A lo largo del texto, Wiener desatiende la puntuación y deja  el ritmo a donde el lector lo lleve. Las aceleraciones y las frenadas en la lectura son un acto instintivo. Algunos poemas se desarrollan como una suerte de relato surrealista. Igual sacan a una enferma disfrazada de la habitación del hospital, que se desarrolla una escena de violencia doméstica a partir de ir a echar un vistazo al perro un día de lluvia:

He subido al lugar donde mi perro se recoge de

la lluvia

su pequeña casa sobre elñ techo parece de cartón

empapado

pero es de madera

mi abuelo el carpintero la construyó hace 

algunos años(44)

La foto de la tapa refleja con acierto el espíritu del libro. Una chica joven, impasible, sosteniendo con la boca un ovillo de lana roja desmadejada. Locura, enfermedad, confusión, experiencias que necesitan su espacio para  volcar la poesía.
David García

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