Alfabeto – El color del tiempo

alfabetoAlfabeto
Inger Christensen – Sexto Piso

Con una autora danesa y otra francesa, de raíces sefardíes la última, ha inaugurado la editorial Sexto Piso su nueva colección de poesía. La primera publicación con la que se estrenó, Alfabeto, es un poemario del año 81 escrito por Inger Christensen, un libro central en la poesía escandinava del siglo XX que hasta ahora nadie se había atrevido a traducir en España. El método de composición, basado en la secuencia de Fibonacci, de la que todos hablan, es crucial. Aunque aun sin saber que este método combina una secuencia ordenada para la creación del poema, también se puede disfrutar de su música y sus imágenes, tan potentes y conmovedoras que uno acaba olvidando que hay un algoritmo estructurando este árbol de palabras. La voz poética se abraza a las tonalidades de las estaciones, a las montañas, a la nieve, incluso a la bomba atómica, para dejarnos un paraje desolador con un pequeño resquicio de esperanza.

tiempoEl color del tiempo
Clarisse Nicoïdski – Sexto Piso

El segundo poemario, El color del tiempo, es una recopliación de la breve obra poética de Clarisse Nicoïdski. Escrito en sefardí, el lector puede disfrutar de los versos en la lengua original, “en muestru spaniol”, como explica la autora en la introducción. Un español sin domeñar, con lentos recovecos que curvan con amabilidad algunas palabras. Sensible, dulce y comprensible para el hispanoparlante. El primero de los poemarios es de 1978 y está inspirado en los ojos, las manos, la boca y en Lorca. Los ojos como unos veladores que al rasgarse esconden la verdad.  Las manos, para guardar el destino. Y la boca, de piedra, de pozo, de árbol. Y Lorca, quizá la sangre derramada que más lirismo ha desatado en la historia de la poesía. Con Caminos de palabras, escrito en el año 80, Clarisse construye unos poemas mínimos, delicados, como los supervivientes que quedan después de la construcción de una gran obra. Aclara la autora, que estos versos llegaban después de acabar un libro en francés, para recordar la lengua que Clarisse compartía con su madre.

David García

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