
Adonis – Vaso roto
Adonis lleva casi 30 años viviendo en París. Este año el Premio Nobel le pasó cerca, pero fue a caer a los pies de Patrick Modiano, como el mejor regalo, que es ese que no se espera. Poeta natural de Siria, Ali Áh-med Sad eligió el pseudónimo de Adonis para firmar su obra. Hace poco destacamos aquí su poemario Epitafio para Nueva York, una suerte de versos francos y surrealistas escritos y publicados en año 71, y rescatados en una magnífica edición de Nórdica.
En Zócalo, el libro por el que escribo estas líneas, el intelectual árabe relata su último viaje a México, ciudad con la que tuvo una afinidad especial, además de la amistad de uno de sus grandes pensadores, Octavio Paz. Zócalo es la plaza de donde parten todos los caminos posibles del mundo, pero también la esencia, la raiz, la luz que ciega y alumbra. El imaginario de este intelectual nace de la tierra y de su naturaleza. El sol, el pájaro, la luna, las estrellas. También se nutre del México precolombino y la fuerza de la cultura maya. ‘El sol ama los caminos de los mayas’, repite, como un mantra mientras se deja envolver por los paisajes. El poeta no sólo se conformar con mirar o denunciar, sino que tiene una voluntad de crear con su mundo de palabras otro realidad, la que el lector tiene frente a él y no es capaz de ver. Zócalo es un libro de poemas que atraviesa el desierto, le pasa la mano al lobo por su lomo, se acerca a la casa donde vivió Leon Trotsky los últimos años de su vida y busca, en la resonancia de los oceános de su música, la sagrada libertad.