A lo largo de la historia de la literatura la relación con “el padre” ha sido y sigue siendo un lugar común, a veces oscuro, otras luminoso. Escribir para o contra el padre refleja un posición en el mundo, una cosmovisión que transciende el artefacto literario y ahonda en la psicología y experiencia del escritor, por extensión, del ser humano. Elegimos aquí cinco títulos a través de los que descubrir las aristas de dicha relación, que es posición mítica e ineludible para comprender el universo de sus autores.
La invención de la soledad, de Paul Auster
Una mañana de enero de 1979, Paul Auster se enteró de que su padre había muerto y comenzó a escribir “La invención de la soledad”. Entre la memoria, el ajuste de cuentas y la investigación de la «novela familiar», esta obra germinal de todo el edificio literario austeriano se divide en dos partes: «Retrato de un hombre invisible», el misterio de un asesinato ocurrido en la familia sesenta años antes, un episodio que permite sospechar las claves del frío y distante carácter del padre muerto; «El libro de la memoria», Auster encadena la reflexión acerca de su papel de hijo con su propia paternidad y la soledad del escritor.
El olvido que seremos, de Héctor Abad Falcione
El médico Héctor Abad Gómez dedicó sus últimos años, hasta el mismo día en que cayó asesinado en pleno centro de Medellín, a la defensa de la igualdad social y los derechos humanos. El olvido que seremos es la reconstrucción amorosa y paciente de un personaje y una historia familiar. «Un libro tremendo y necesario, de un coraje y una honestidad arrasadores. Por momentos me he preguntado cómo ha tenido la valentía de escribirlo», Javier Cercas.
Mi oído en su corazón, Hanif Kureishi
El escritor Hanif Kureishi decide leer la novela autobiográfica “Una adolescencia india” que su padre, Shannoo Kureishi, se había pasado la vida escribiendo sin conseguir publicar jamás. Lo hace como un modo de búsqueda para saber quién era su padre y saber también quién es él. Este libro, que comienza como un ensayo, se abre en una espléndida narrativa que le permite al autor rastrear y reconstruir la novela familiar. Así como desvelar el nudo de deseos entre él y su padre, quien finalmente encontrará un lugar en la literatura como personaje del libro que escribe su hijo.
El padre, de Edward St. Aubyn
En el idílico château familiar en el sur de Francia, el pequeño Patrick se entretiene jugando en un jardín mágico. Su padre, el doctor Melrose, rige sus vidas con dureza, y Eleanor, su madre, vive refugiada en la bebida. Una perezosa tarde de verano se preparan para recibir a los invitados a cenar cuando ocurre un espeluznante hecho que marcará a Patrick para el resto de su vida. El padre sigue el tumultuoso viaje de Patrick Melrose a lo largo de una infancia dominada por la tiranía del padre, una juventud marcada por el consumo de drogas en la Gran Manzana y una madurez en la campiña inglesa.
Este ciclo está dirigido por Alejandro Fernández-Osorio (Villayana, Asturias). Licenciado en Psicología por la Universidad de Salamanca, Especialista en Psicoterapia Psicoanalítica, es Master en Estudios Literarios por la Universidad Complutense de Madrid. En 2008 publica su primer poemario La exactitud del instante; en 2012 sale Frontería –Premio Asturias Joven de Poesía 2011-. En la actualidad, combina la literatura con la docencia y la clínica en su consulta de psicoterapia de Madrid.
Patrimonio: Una historia verdadera, de Phillip Roth
Un agente de seguros jubilado, un hombre que fuera fuerte, lleno de genio y de encanto, lucha a sus ochenta y seis años contra un tumor cerebral. Este hombre es Herman, el mejor personaje creado por Philip Roth. Su padre. En un portentoso acto de honestidad y sensibilidad, Roth habla de la vulnerabilidad del amor, de la relación padre e hijo, y de la muerte y el miedo que nos produce.