Pequeño. El disco que salvó a Bunbury

Pequeño. El disco que salvó a Bunbury
Josu Lapresa – Lengua de Trapo 2014
Nuevo Romático, roquero y estrella del mainstream, hombre galáctico abrazado al compás de la música electrónica, crooner mediterráneo, boxeador de golpes nostálgicos… son algunos de los epítetos que se le podrían colgar a la figura de Enrique Bunbury, como si a lo largo de su carrera, lo único que pretendiera, además de escribir canciones, fuera escapar de la imagen que defendía unos momentos antes. Lo cuenta con acierto Josu Lapresa, autor de este breve acercamiento al álbum Pequeño, publicado por Chrysalis en 1999. Es verdad que si hay alguien que ha influido en su obra, no ha sido Jim Morrison, con el que probablemente no comparta más que su afición a la poesía y algún que otro errático peinado, sino el artista británco, David Bowie.
¿Es posible que te salve un disco o un libro o una pintura? Los que siguen la carrera de Bunbury reconocen que Pequeño fue más que un Lp. Fue un salto con traje de tres piezas al proscenio del teatro, al que muchos roqueros en su vida habían pisado. Una búsqueda que intentaba ensamblar músicas que confluyen en la península ibérica. Un intento de redimir algunos excesos pasados mirando hacia un futuro que estaba por escribir. La respuesta a la pregunta formulada es que sí.
El primer single, de título camusiano, fue El extranjero. El silbido del barco a punto de partir, los graznidos de las gaviotas en el puerto, la música zíngara como si Búnbury hubiera echado una temporada en un carromato con gitanos centroeuropeos, errantes. Pequeño estaba lleno de nuevas sonoridades que, a los que llegaban del rock, por mucho que hubieran oído a Leonard Cohen o a Serrat o a Nino Bravo en algún transistor de casa, producían extrañeza. Fue aquella una apuesta arriesgada. Lo que vino después es historia de la música española. Imposible negar el rubor que a algunos les producía escuchar versos como:“(…) y decían que bonito era vernos pasear queriéndonos infinito…” Hoy suenan honestos y atrevidos para haber sido escritos por un roquero que venía de la poesía crepuscular.
Pequeño. El disco que salvó a Bunbury es un libro que busca explicar las razones que tuvo el artista para escribir esas canciones, su estado de ánimo, las dificultades y el contexto en que aconteció su creación y su publicación. Para ello, Lapresa se retrotrae en el tiempo y hace un poco de biografía. La mayor parte de las fuentes que usa son los documentales y la hemeroteca, en las que se pueden leer, además, opiniones de periodistas y críticos musicales de la época. Algunas partes del libro suenan a cosas ya leídas en la biografía de Pep Black, Enrique Bunbury. Lo demás es silencio. También aprovecha el autor como fuente de información, Fragmentos de un diario europeo, una especie de bitácora que el cantante escribía cuando Héroes del silencio estaban en lo más alto, pero las cosas ya no fluían entre sus componentes.
Esta colección es especialmente meritoria y querida en La Buena Vida. El libro ha sido prologado por Nacho Vegas, amigo y compañero de estudio y escenario del artista maño. En 2006 publicaron conjuntamente El tiempo de las cerezas. El ex-Manta Ray habla desde su perspectiva, personal y de primera mano, y aporta otra mirada a sumar al personaje de EB. Si bien el libro no abandona la corrección periodística, puede ser una buena oportunidad para volver a escuchar Pequeño, un disco valiente que comienza con maullidos de gato.

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