Día 43: Carta de ajuste

Llevamos 43 días caminando sobre el alambre. A cierta altura.

Parece que desde aquí arriba resulta más fácil ver la meta, porque la perspectiva es mayor cuando uno está a medio camino entre el suelo y el cielo, pero la concentración real no está en los ojos sino en los pies. En colocar uno detrás del otro, a un ritmo concreto. Ni muy pausado ni muy acelerado. El necesario para manejarse sobre una superficie resistente de cuerpo fino.

El objetivo de estos días siempre ha sido llegar, pero sin perder el equilibrio.

Por mucho que antes de la travesía hayamos revisado el material, calculado la distancia del punto de partida al de llegada, hayamos comprobado nuestro fondo físico, hay veces -es un factor con el que siempre hay que contar- que surge un imprevisto. En el momento menos esperado. A pocos días de tocar meta, el cable sobre el que caminamos se ha destensado. No nos queda otra que repararlo para poder llegar al lugar que nos habíamos propuesto. Somos conscientes de que este contratiempo ralentiza el ritmo de apertura de la nueva Buena Vida, tal y como lo teníamos organizado.

Si algo hemos mantenido con vosotros a lo largo de estos años y, por supuesto de estos días, es una conversación fluida y sincera. Os confesamos que hemos intentado arreglar el alambre desde arriba, pero resulta imposible porque no llevábamos caja de herramientas encima. Cargar con ellas por si las moscas nos hubiera dificultado la mudanza en todos los sentidos.

A partir de hoy, tenemos que volver a ajustar el cable, cambiar la pieza si hace falta, para poder alcanzar nuestro propósito sin perder el equilibrio.

Para lograrlo vamos a necesitar ser más introspectivos. Estar más concentrados a partir del día 45. Más callados. Sabemos que lo entenderéis y valorareis la espera con la paciencia del que mira una calle. Los coches aparcados, la gente que camina. Una calle larga, con lomas. El movimiento musical de una foto fija. SI, de Zaz


Mañana martes 20 de agosto, a las 18 horas, en la sala 1 de la Filmoteca Bajo las estrellas (2007), la ópera prima de Félix Viscarret, basada en la novela de Fernando Aramburu. Ejercicio de empatía entre adultos con niña de por medio. Una prueba de que las corazas tienen capas para poder ablandarse. Un debut especial.

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