Especial monográfico: E.L. Doctorow

Doctorow

Edgar Lawrence Doctorow es un escritor neoyorquino de 81 años, educado por sus padres,, emigrantes descendientes de judíos rusos.
Trabajó de lector de guiones para la Columbia y fue editor de la New American Library a principios de la década de 1960; durante la misma década fue también el editor principal de Dial Press, de 1964 a 1969.
Aunque había escrito varios libros con anterioridad, en 1971 publica El libro de Daniel que, sin ser su primera publicación, es el que le da a conocer. Pero su mayor éxito y su consagración definitiva llegó cuatro años después con Ragtime, que representó un éxito comercial y fue aclamado por la crítica especializada. Miloš Forman la llevó al cine en 1981.
Con La feria del mundo obtiene el National Book Award en 1986 y, con Billy Bathgate, el
National Book Critics Circle Award, Premio Faulkner 1990, fue finalista del Premio Pulitzer 1990; en 2005 es distinguido con el National Book Critics Circle Award por La gran marcha
Desde 2006, Doctorow ocupa la plaza Glucksman Chair de Letras Estadounidenses en la NYU, con quien llegó a un acuerdo para la cesión de su archivo personal.

Su obra
(1960) Welcome to Hard Times (El hombre malo de Bodie)
(1966) Big As Life
(1968) The Songs of Billy Bathgate
(1971) The Book of Daniel (El libro de Daniel)
(1975) Ragtime, adaptada al cine por Milos Forman
(1979) Drinks Before Dinner (teatro)
(1979) All the Time in the World (Todo el tiempo del mundo)
(1980) Loon Lake (El lago)
(1982) American Anthem (A photographic essay)
(1984) Lives of the Poets: Six Stories and a Novella (Vida de los poetas)
(1985) World’s Fair (La feria del mundo)
(1989) Billy Bathgate (Billy Bathgate), adaptada al cine por Robert Benton
(1994) The Waterworks (El arca de agua)
Poets and Presidents: Selected Essays, 1977-92 (Poetas y presidentes)
(2000) City of God (La ciudad de Dios, Quinteto, 2008)
(2003) Reporting the Universe
(2005) The March (La gran marcha, Roca, 2006)
(2006) Creationists: Selected Essays 1993-2006 (Creadores: ensayos seleccionados, 1993-2000)
(2008) Wakefield, cuento publicado en el New Yorker
(2009) Homer & Langley

Sus opiniones
El poeta norteamericano Archibald MacLeish solía decir: “Un poema no debería significar, solo ser”. Pienso de la misma manera con relación a los cuentos.

Incluso cuando las grandes fuerzas de la historia nos destruyen, las historias personales lo son todo para nosotros. De otro modo, ¿para qué contarlas?

El modo de pensar ficticio es un talento, un don. Las verdades que uno descubre así son tan confiables como las de la ciencia o la filosofía.

Rechazo toda etiqueta que se le ponga al sustantivo novelista. El novelista es alguien que acoge el mundo entero.

Los relatos nos enseñan las leyes de la comunidad y distribuyen el sufrimiento. A través de las historias, el individuo siente que su sufrimiento puede ser compartido por los demás. El relato trae consigo lo que la comunidad debe saber para sobrevivir: éste es el sistema de conocimiento al que me refiero. La facultad imaginativa, la facultad de ver cosas y hacer conexiones que no serían posibles dentro de parámetros fácticos, son dones del escritor de ficción.

La vida del autor es una distracción: la prueba de la calidad de un libro no es si refleja mi vida, sino si refleja la tuya.

No tengo un estilo, pero sí mis libros. Cada uno pide su propio forma y eso me gusta. Mi teoría sobre la razón por la que Hemingway se suicidó es que se escuchó a sí mismo; que llegó un momento en el que no podía escribir sin sentir que se estaba repitiendo. Esto es lo peor que le puede pasar a un autor. Un nuevo lector no debería ser capaz de encontrarte en tu trabajo, aunque alguien que te haya leído más, pueda empezar a hacerlo.

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