Delhi no está lejos

Delhi no está lejos
Ruskin Bond – Automática

Este pequeño libro nos lleva a la India, a una ciudad que no es un pueblo, pero que no tiene tamaño para acoger los sueños de la juventud. Allí vive Aarun, el escritor que no escribe y apenas tiene para comer, que abre su modesta habitación para compartirla con Suraj, un  estudiante enfermizo, y con Kamla, una joven casada por su familia con un anciano que se prostituye a diario. Ninguno de los tres habla jamás de la fatalidad, de la penuria de su existencia, pero unen sus destinos para, aportándose unos a otros un rincón en el que refugiarse de la vida, poder soñar. De esa pobreza, de esa sociedad, sólo se sale si uno puede llegar a soñar otra cosa, pero eso no es posible en Pipalnagar: no es ya un pueblo, pero aún te conoce todo el mundo, aún todas las casas pertenecen a la misma persona, al igual que todas las jóvenes mujeres pobres. Por eso, lo primero que tienen que conseguir es llegar a Delhi. No todos podrán soñar con el nuevo horizonte. Entre medias, vidas diminutas que nos permiten acercarnos a historias y personajes evocadores.

“Uno debería vivir o bien  en la ciudad o bien en un pueblo. En un pueblo todo el mundo te conoce íntimamente. En una ciudad nadie tiene el menor interés en ti. Pero en una ciudad pequeña como Pipalnagar… ¿Te dará pena dejar este lugar, Suraj?

– Sí que me dará pena. Aquí es donde he vivido.

– Aquí es donde yo he existido. Solo comencé a vivir cuando me di cuenta de que podía marcharme de aquí.

– ¿Cuando fuimos a las montañas?

– Cuando te conocí.

– ¿Cómo puedo yo cambiar nada? Todavía soy una carga adicional para ti.

– Me has hecho consciente de mí mismo y de lo que soy.

– No lo entiendo.

– No quiero que lo entiendas. Eso lo estropearía todo”

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