Demasiada felicidad
Alice Munro – Lumen
Alice Munro escribe como quien hace galletas de jengibre una tarde de invierno heladora. Su molde de contar historias tiene una forma cada vez más redonda, menos sofisticada. Y eso se agradece. Sus recetas sacian nuestro apetito con sabores que empiezan pareciendo dulces, hasta tímidos, pero que guardan un punto explosivo de pimienta, que nos sorprende y nos ayuda a entrar en calor en un mundo preso de las falsas apariencias y los escaparates.
Munro calza suela de goma para evitar hacer ruido y poder estar en contacto directo con la realidad y cocina sin guantes porque no teme quemarse con la puerta del horno al sacar las galletas. Necesita el olor de la masa, el calor que desprenden, su forma definitiva, que no va ligada a un modelo estándar de belleza. Persigue la verdad sin artificios. Escribe como quien posa sobre la piel manchada una toallita desmaquilladora para quitar los restos de colorete y corrector de ojeras con los que la vida se embadurna para ir tirando. A veces se trata de una capa de silencio, o violencia, de valentía no compartida. O deseo. De azar incluso y de ese extraño amargor que dejan la infancia y la vejez cuando no han sido plenas.
El mundo habitual de Munro –femenino y epidérmico-, se abre un poco más en Demasiada felicidad para hablar a letra descubierta. Como si no pasara nada. Sin dramatismos, sin rencor, sin apabullar. En esta nueva cocción, la escritora amasa diez historias de otros mientras su mirada muestra el negativo, lo que no aparece a simple vista pero que es justo lo que les importa, lo que define, a los distintos personajes que van pasando por cada relato.
La felicidad siempre es difícil porque es un estado que presuponemos efímero, raro. Una expectativa más que una posibilidad real con continuidad. Al considerar que todas las historias del libro pueden resumirse en que hasta algo tan bueno y tan utópico como la felicidad puede ser excesiva, Alice Munro elije desterrar toda melancolía para apostar por la dosis de anhelo e impotencia que late oculta y vibrante en la conciencia de esos seres seleccionados.
Así que si tienes un poco de hambre de buena literatura, cómete este libro. Apurarás hasta sus últimas migas. Y luego mirarás el plato vacío con otros ojos. Seguro.