Proyecto Lázaro
Aleksandar Hemon – Duomo
(Extracto de la reseña de Patricia Gonzalo en www.elimpostor.com) Aleksandar Hemon tituló una de sus primera novelas, cuyo protagonista es fan incondicional de The Beatles, Nowhere Man, y la letra de esta canción sigue resonando en El Proyecto Lázaro. En un vaivén permanente entre el pasado y el presente, compartimos la visión marginal (y puede que por ello más clara y desgarrada) de una galería de personajes perdidos a medio camino de ninguna parte. Lázaro y su hermana Olga, ciudadanos de segunda clase sometidos a la violencia allá donde se encuentren: judíos en Rusia, emigrantes (para colmo, de nuevo, judíos) en los Estados Unidos. Brik, incapaz de encontrar su lugar en el mundo: nacido en un país que ya no existe y exiliado en otro que no entiende a causa de una guerra que, para mayor absurdo, ni siquiera llegó a vivir. El fotógrafo Rora, que sí vivió el absurdo de la guerra, prefiere fabular el pasado y observar el mundo a través del objetivo de su cámara. Supervivientes del Holocausto, corresponsales norteamericanos en la Guerra de los Balcanes, jerifaltes del ejército bosnio con métodos más que discutibles, mafiosos que nadan como pez en el agua en el caos surgido tras la caída del Muro, salvajes taxistas (o eso dicen) ucranianos que desprecian el cinturón de seguridad, prostitutas, chicas moldavas que están a un tris de verse obligadas a serlo… Es cierto que el demiurgo Hemon ha jugado con casos extremos en este libro-universo en el que los márgenes tienen vida propia y nos explican una verdad que no siempre aparece en los textos oficiales. Pero quizás la novela funciona precisamente porque, como dice Lennon en su canción, estos personajes perdidos en ninguna parte son un poco como cualquiera de nosotros. O, en palabras de Vladimir Brik, porque «Ellos eran yo. Habíamos vivido la misma vida; desapareceríamos en la misma muerte. Éramos como todos los demás, porque no había nadie como nosotros».