La revista Zona Reservada recibe a Ricardo Lezón

fullsizerender6Puede que el contraste entre la melancolía que derraman las canciones de McEnroe y la euforia de los chavales que forman parte de Zona Reservada, la revista cultural elaborada en La Buena Vida, sea bastante grande. Pero esta tarde de sábado, del vitalismo adolescente a la introspección de las canciones de Ricardo Lezón (cantante de McEnroe) hay a penas unos pasos, que son los que separan al entrevistado de los entrevistadores.

Con jersey, vaqueros, un gorrito de lana y sus dos hijos de refuerzo -por lo que pueda pasar-, Ricardo Lezón llega a primera hora de la tarde, y se sienta frente a estos  chavales de entre 10 y 17 años. Nunca este cantante natural de Getxo se había expuesto antes a tantos y tan jóvenes preguntadores. Todos con su cuestionario, previamente elaborado, en círculo, y con una cámara de vídeo que no deja de observar, convierte a estos chicos en algo, si no inédito, sí inusual, alentador e ilusionante.

Antes de las preguntas, el silencio. Porque como buenos aprendices, en Zona Reservada saben que en una entrevista crear el clima apropiado es importante. “¿Qué es lo que te inspira?”, pregunta el primer chico. “Me inspiran muchas cosas. Sobre todo las experiencias personales. También cosas que me cuentan o que escucho por ahí. Y claro, las que me invento y leo en libros”, responde Lezón mientras se coloca el gorrito que arropa su cabeza.

El autor de  Rugen las flores acaba de publicar un nuevo disco al alimón con The New Raemon. Lo han titulado Lluvia y Truenos. Si al observar a Lezón tuvieramos que decidir cual de las dos fenómenos de la naturaleza le adjudicamos, sería fácil. Por su estatura y corpulencia sería el trueno. Pero sólo hay que escuchar su música y prestar atención a las letras para caer en la cuenta de que se acerca más a la lluvia; con los tonos menores, la voz suave y medio arrastrada, la lírica cargada de tristezas.

-Cuando escribes una canción, ¿qué es lo que haces primero, la música o la letra?

-Primero suelo tener una melodía, alrededor de una frase que se me ocurre. Es muy raro que salga una melodía sola con la guitarra. A veces me ocurre que me quedo atascado en una frase o una nota. Y otras veces, con el primer impulso, sale la canción de un tirón. Yo creo mucho en esos primero impulsos que te vienen a buscar.

img_0193Los chicos se van soltando. Se interesan  por los inicios de la banda en 2002. Por sus miembros. Por sus primeras grabaciones. Por su primer contrato discográfico con el sello Subterfurge. O por cómo surgió el nombre. Lezón les explica que McEnroe era un tenista de éxito de cuando él era adolescente. A él y a su hermano siempre les ha gustado el tenis, desde pequeños. Cuando jugaba a dobles con él, cuenta que siempre perdían por su culpa. Entonces Lezón siempre se disculpaba diciendo:”¡Qué te crees, yo no soy McEnroe!“. De ahí que a la hora de poner el nombre a la formación decidieran usar el nombre que surgió de aquella anécdota.

El cantante de McEnroe se da junto a los jóvenes redactores de Zona Reservada un paseo por los hitos que han conformado su  educación sentimental: libros, películas, aquellos deportes a los que siempre fue muy aficionado como el fútbol o el hockey hierba, y los discos. Del Julio Iglesias que escuchaba de pequeño en el coche con su madre a las bandas anglosajonas tipo The Smiths o The Cure que cambiaron su concepto de la música pop. “Aquellos artistas tenían un aura especial. Ahora tienes todo lo que quieras en Internet, pero hace unos años era muy diferente. Veía a aquellos grupos como algo inalcanzable. La primera vez que vi al cantante  de The Cure, con la cara pintada y aquellos pelos, pensé: quiero ser como él”.

Pero si hay algo que le apasiona en la actualidad a Lezón es la vida en el campo. El cantante les cuenta a los chicos la vida que tuvo hasta hace unos meses en un hotelito en Soria. Allí pasaba los días junto a la guitarra o dando paseos por la naturaleza en busca de ciervos, cuando no tenía clientes a los que atender. “Aunque siempre me olían, y casi nunca veía a ninguno. Con este cuerpo”, remata.

Agotadas las preguntas. Con el calor de las palabras en el cuerpo, Ricardo Lezón afina la guitarra. Trastea. Pulsa un acorde en falso. Pregunta si hay alguna petición. Se hace el silencio. Ahora, los chicos, expectantes y espectadores, ponen los cincos sentidos en las notas que salen de la guitarra y la voz que comienza a susurrar palabras.

Ricardo Lezón en Zona Reservada from latuerta.tv on Vimeo.

@cercodavid

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