Este rubicundo de ojos azules y natural de Ibiza lleva puestas las zapatillas de verano casi todo el año. Pero no es cierto que en la playa, junto al mar, o cerca de la discoteca en la que los cuerpos son devorados por el MDMA, no se pueda escribir la mejor poesía. Ben Clark (1984) es un ejemplo. Por eso en La Buena Vida lo elegimos para nuestro Nuevas Voces en febrero de 2015, nuestros monográficos que tratan de promover a jóvenes autores y fomentar la lectura. Tenemos razones para ello, el sol y la sangría de cava, que un día tomamos frente a la Isla de Es Vedrà, todavía no nos ha robado del todo la cordura.
Con La fiera (Sloper 2014), Ben Clark recibió el Premio Ciutat de Palma Joan Alcover 2013 y el Premio “El Ojo Crítico de poesía de RNE 2014.” Anteriormente ya había publicado Mantener la cadena de frío, escrito junto a Andrés Catalán, la cual obtuvo IV Premio de Poesía Joven RNE. Aunque la cosa, es decir, los premios, no queda ahí. Con La mezcla confusa obtuvo el VII Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande. Y en 2006 Los hijos de hijos de la ira fue XXI Premio de Poesía Hiperión. Aunque no fueron los premios lo que nos hizo elegir a Ben Clark para este nuevo espacio, sino su poesía.
En sus versos, Ben Clark vuelca el sol y las emociones, y cierto humor inglés que se mezcla con el titanio. Con este poeta, que además es traductor, el Mediterráneo, de repente, puede ser un reducto de paz y de batallas, una noche ciega o una charca en la que los animales muertos maduran. ¿Quién demonios alimenta la fiera poética de Ben Clark?