Como ocurre con otros libros, La baba de caracol salió de la sección de arte, pero bien es cierto que lo podía haber descubierto en Ensayo literario, engrosando las filas de El sueño del mono loco, la sección especial que estamos creando, en La Buena Vida, para los interesados en la creación literaria.
Chantal Maillard, nacida en Bélgica, poeta y ensayista, ha sido profesora de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad de Málaga. Chantal teoriza, a la vez que poetiza el texto, lo allana con palabras y conceptos que se recuestan a la luz y a la sombra, así, vuelta y vuelta. Explica la autora de India (Pre-Textos. 2014) que para hablar filosóficamente, “trazamos un eje vertical”, como si las ideas subieran y bajaran las piernas por una barra americana. En cambio, cuando a la voz es pellizcada por el hálito de la poesía, apunta hacia la horizontalidad:
“(…) La poesía es un horizonte expandido, demorado en los infinitos recodos del bosque, un juego sutil, un enramado que a veces se hará nudo, liana, frondosa derivación de hojas inconexas (…) Cuanto mayor sea el recorrido sea el recorrido vertical, más se acercará a la filosfía. Un poema vertical es un poema filosófico.”(154)
Entre la verticalidad del pensamiento y la horizontalidad de la lírica, como si ésta se extendiera sobre una colcha de flores, la poeta reflexiona sobre el haiku y sobre la senda de Michaux y Santôka. También busca las resonancias que restallan al Orinar en la nieve -así titula al penúltimo ensayo-. Chantal Maillard piensa la poesía como necesidad, como placer, como ritmo que ahueca en los vientos y hace nido, pluma, tentáculo. Ecuación de riesgo.
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