Reunión en el restaurante Nostalgia
Anne Tyler – Lumen
Dicen que las familias americanas no son como las de aquí, que el concepto de familia en el mundo aglosajón no es el mismo que en el latino. Seguro que es verdad. Pero a veces parece aquí ocultamos debajo de la cama, de las cortinas y de la discreción o la vergüenza las historias de familias ¿rotas? Porque lo que nos plantea Tyler en esta novela es que las familias rotas, son familias, y que igual que cuando son familias felices sus marcas no desaparecen en generaciones, cuando no lo son, no dejan de echar raíces profundas en las personas, por mucho que uno huya de ellas. Siguiendo casi el modelo de las legendarias historias del tipo “se fue a por tabaco y no volvió nunca”, lo que Tyler nos narra es la historia de una mujer que se ve obligada a sacar adelante a sus dos hijos, cómo en ello se va perdiendo en cierto modo a sí misma y, con el paso del tiempo, al objeto de tanto esfuerzo.
Pero también cuenta cómo el empeño, aparentemente frustrado, de mantener el núcleo familiar contra viento y marea, supone en sí mismo un triunfo, una razón para vivir y para morir. Porque hay personas, sobre todo mujeres, que han hecho de crear una familia una renuncia permanente y un acto de creación en sí mismos. Y como otros hacen lo mismo con sus objetivos profesionales, el dinero o la fama, y aunque sea políticamente poco correcto decirlo, esa renuncia es una forma de vida elegida o no.
Otra vez, Tyler se muestra como un genio en el retrato de personajes y, sobre todo, sorprende de nuevo con su construcción de los personajes masculinos, como ya hiciera en La brújula de Noé o El turista accidental.